Una reunión peculiar
En el Corán, Dios nos transmite una historia de una reunión muy interesante entre Moisés y Jidr, un hombre dotado de conocimiento de lo no visto por Dios. Estos versos muestran efectivamente las limitaciones de la visión y el intelecto humano por medio de las experiencias de Moisés, con las cuales nos podemos identificar incluso hoy en día. (Lea más: La historia de Moisés en el Corán)
Moisés y Al Jidr en el Corán
“’Moisés le dijo: “¿Puedo seguirte para que me enseñes la guía que se te ha enseñado?” Respondió: “No tendrás paciencia conmigo. ¿Cómo podrías tener paciencia con algo que desconoces?” Dijo: “Si Dios quiere, veras que seré paciente y no te desobedeceré”. Dijo: “Si me sigues, no me preguntes sobre lo que hago hasta que te haga mención de ello”.
Entonces partieron hasta que abordaron un pequeño barco [y cuando llegaron a la costa] le hizo un boquete. Dijo [Moisés]: “¿Has hecho un boquete para que se ahoguen quienes [estén viajando] abordo? Has cometido algo grave”. Dijo: “¿No te había dicho que no tendrías paciencia conmigo?” [Pero le respondió Moisés:] “Disculpa mi olvido, y no me sometas a una prueba difícil”.
Entonces partieron hasta que se encontraron con un joven al que mató. Dijo [Moisés]: “¿Has matado a una persona inocente sin que él haya matado a nadie? Has hecho algo terrible”. Dijo: “¿No te había dicho que no tendrías paciencia conmigo?” Dijo [Moisés]: “Si volviera a preguntarte acerca de algo después de esto, ya no me admitas como compañero [de viaje], te habría dado excusa suficiente”.
Partieron hasta que llegaron a un pueblo y pidieron a sus habitantes que los alimentaran, pero se negaron a darles hospitalidad. Luego encontraron en el pueblo un muro que estaba a punto de derrumbarse, y [Al Jidr] lo reconstruyó. Le dijo [Moisés]: “Si hubieras querido, podrías haber pedido una paga por ello’. Dijo:
“Aquí nos separamos. Pero te informare sobre la interpretación de aquello con lo que no tuviste paciencia. En cuanto al barco, pertenecía a unos pobres que trabajaban en el mar, y quise averiarlo porque detrás de ellos venia un rey que se apoderaba por la fuerza de todos los barcos [que estuvieran en perfectas condiciones]. En cuanto al joven, sus padres eran creyentes y supe [por inspiración divina] que él les induciría al desvío y la incredulidad. Quiso su Señor concederles en su lugar otro hijo más puro y bondadoso. En cuanto al muro, pertenecía a dos jóvenes huérfanos del pueblo. Debajo de él había un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido u hombre piadoso y tu Señor quiso que cuando alcanzaran la madurez encontraran el tesoro, como una misericordia de tu Señor. Yo no lo hice por iniciativa propia. Esta es la interpretación de aquello sobre lo que no tuviste paciencia’”. (18: 66-82)