por Imam Shabir Ally
El Evangelio de Mateo muestra que Jesús (la paz sea con él) ayunó “cuarenta días y cuarenta noches” (Mateo 4:2). El Evangelio de Lucas añade el detalle que “no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre” (Lucas 4:2). Como Jesús ayunaba, sus verdaderos seguidores también ayunarían, si verdaderamente siguen sus enseñanzas. Él dijo, “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos” (Juan 8:31).
La gente se quejaba con Jesús diciendo, “Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se la pasan comiendo y bebiendo” (Lucas 5:33). Pero Jesús les respondió que mientras él permaneciera, sus discípulos no deben ayunar, pero después de su partida, “en aquellos días sí ayunarán” (Lucas 5:35). Por eso Jesús también les dio instrucciones sobre cómo ayunar por la causa de Dios (Mateo 6:16-18). Si nunca fueran a ayunar, tales instrucciones serían inútiles.
La Biblia enseña que los discípulos ayunaron después: “Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron” (Hechos 13:3), y luego “con oración y ayuno, encomendaron al Señor…” (Hechos 14:23). La Biblia menciona el ayuno como una de las prácticas de los ministros de Dios (2 Corintios 6:5), y pasar “hambre” como una prueba del valor para el discípulo de Jesús.
El versículo de Lucas 5:33 citado anteriormente revela que (a) ayunar significa abstenerse de comer y beber, y, (b) que, aunque los discípulos no debían ayunar hasta después de la partida de Jesús, él continuó ayunando, de lo contrario la queja hubiera sido contra él también. Está muy claro que los rabinos judíos estaban ayunando (Mateo 9:14 y Marcos 2:18). Y a Jesús también lo llamaban rabino (Consulte Juan 1:38, 3:2, 6:25 y Mateo 23:8), por lo tanto, se puede deducir que él también estaba ayunando.
En una ocasión, los discípulos no pudieron expulsar un demonio de un niño, pero Jesús lo expulsó. Cuando los discípulos le preguntaron cómo lo hizo, dijo que ese tipo sólo puede ser expulsado “con la oración y el ayuno” (Marcos 9:29).
Esto muestra que, debido a que los discípulos no estaban ayunando, no pudieron expulsar el demonio, y que Jesús fue capaz de hacerlo porque sí estaba ayunando. Algunos copistas intentaron cambiar este verso dejando de lado las palabras “y el ayuno”. Así es como, por ejemplo, se lee en la versión Reina-Valera. Pero esta versión es problemática porque implica que los discípulos de Jesús tampoco estaban orando. Esta es quizás la razón por la cual la edición católica de la versión Reina-Valera contiene de nuevo las palabras “y el ayuno”. El Nuevo Testamento del Antiguo Texto Oriental también incluye las palabras “el ayuno” (Marcos 9:29).
Dios nos rescató de esta incertidumbre al revelar Su mensaje final, incorruptible, en el cual les pide a todos los creyentes sanos que ayunen durante un mes cada año. Hoy en día, los verdaderos seguidores de Jesús siguen ayunando según las instrucciones puras de Dios. Los musulmanes son los verdaderos seguidores de Jesús y de todos los Mensajeros de Dios.
Lectura adicional
Lo que dijo Jesús acerca de Jesús