La oración, o el Salat, fue hecho obligatorio para todos los musulmanes, ya sean ricos o pobres, fuertes o débiles, blancos o negros, hombres o mujeres. La oración permite al creyente enriquecer su espiritualidad y desarrollar el derecho del alma de amar y adorar a Dios, el Creador.

“Ciertamente Yo soy Alá, y no hay más divinidad que Yo. Adórame, pues, y haz la oración para tenerme presente en tu corazón”.  [El Corán, Sura Taha 20:14]

La importancia de la oración se repite de manera constante en el Corán y también fue resaltada por el Profeta Muhammad (que la paz sea con él), quien dijo: “Sepan que entre sus responsabilidades, la oración es la principal”.

Las cinco oraciones diarias se consideran fundamental para alcanzar el éxito en esta vida y el más allá. Tras el testimonio de la fe, cumplir con las oraciones en sus horarios adecuados y con precisión en las inclinaciones, postraciones y mostrando humildad y sinceridad, garantizará el perdón de Dios y el Paraíso eterno. Los musulmanes creen que la oración es el primer asunto por el cual serán cuestionados en el Día del Juicio. Si estaba bien (la oración), entonces el resto de sus obras serán buenas. Y si estaba mal, entonces el resto de sus obras serán malas.

La oración es un recordatorio constante de la esencia de nuestra creación y ofrece una conexión directa a Dios, Quien vinculó el éxito y la felicidad a la humildad en la oración. Destaca la proximidad entre la religión y la vida cotidiana. La vida, desde un punto de vista islámico, debe ser dirigida a Dios. La vida es una oportunidad para adorar y recordar a Dios. Rezar repetidamente a lo largo del día e interrumpir las actividades diarias trae consigo la realización de este concepto. El creyente, a través de la oración, adquiere una conciencia espiritual durante todos los momentos de su vida.

La oración purifica el corazón y verdaderamente, mediante la oración, el creyente obtiene la devoción espiritual y la elevación moral. La oración no sólo proporciona una profunda conexión con Dios, sino también establece la paciencia, la humildad y la sinceridad. La oración es un medio de arrepentimiento y limita las acciones vergonzosas e injustas. Esto se explica en el siguiente dicho del Profeta Muhammad (que la paz sea con él):

“¿Qué pensarían si hubiera un río frente a la puerta de cada uno de ustedes, y se bañaran en él cinco veces al día, creen que les quedaría algo de suciedad?” Dijeron: “No quedaría rastro alguno de suciedad”. Les dijo: “Eso mismo ocurre con las cinco oraciones diarias, a través de las cuales Dios limpia los pecados”. (Relatado en Bujari y Muslim)

Rezar cinco veces al día mantiene al creyente en el recuerdo constante de Dios y lo mantiene alejado de las acciones injustas y lo conduce sólo a los hechos que le harán ganar el placer de Dios. Es a través de la oración que se encuentra la paz y la plenitud interior. También es una fuente de paciencia, valentía, esperanza, confianza, paz interior, estabilidad, igualdad y armonía y es una expresión de agradecimiento a Dios.