La palabra Islam significa “sumisión” o “entrega” a la Voluntad de Dios. Se deriva de la raíz “salam”, que significa paz.

En el Corán, Dios define que el único propósito para el cual creó a los seres humanos es para adorarlo a Él. El Islam reconoce que la humanidad tiene la voluntad para escoger obedecer o desobedecer a Dios, pero al final tendremos que rendir cuentas ante Dios en la próxima vida por las decisiones que tomamos en esta vida.

Dios envió profetas para enseñarles a los hombres cómo adorarlo; comenzando con Adán, e incluyendo a Noé, Abrahán, Moisés, Jesús y el último mensajero, Muhammad (que la paz esté con todos ellos).  La perspectiva islámica es que todos estos profetas vinieron con el mismo mensaje, que no hay nada ni nadie que merece adoración excepto el Único Dios Verdadero, conocido en árabe como Alá.

El Islam reconoce la relación cercana entre el cuerpo y el alma. Mientras el cuerpo tiene su origen en la tierra y tiene un periodo de tiempo definido en este mundo, el alma viene de Dios y no muere. El Islam anima al individuo a centrarse en mantener el alma sana, a través del recuerdo, la obediencia y la adoración a Dios. Debe haber un equilibrio correcto en el fortalecimiento del alma y no el exagerar en  satisfacer los placeres del cuerpo.

El Islam es un estilo de vida natural que anima al individuo a prestar atención a su relación con Dios y Su creación. El Islam enseña que es por medio de hacer buenas obras y buscar la complacencia de Dios que el alma encuentra la verdadera felicidad y la paz. Es en este contexto que la palabra Islam se deriva de la raíz “salam”, o paz.