En muchas sociedades no-musulmanas, existe un concepto falso con respecto a la mujer musulmana – que es sumisa a su esposo en todo, reservada, ignorante y solo se dedica a los asuntos domésticos, cuando de hecho, en el Islam, se alienta a las mujeres a buscar una educación y a menudo se destacan en su papel en la sociedad. Por supuesto, ser una hija, esposa y madre ejemplar y cuidar bien de un hogar son méritos importantes en la vida de una mujer musulmana. Sin embargo, también existen mujeres musulmanas que son profesionales exitosas, emprendedoras, luchadoras y políticas.
Dentro de la práctica de la fe islámica, hay espacio para el crecimiento de todos, sean hombres o mujeres. De hecho, la historia islámica está repleta de historias de mujeres musulmanas que inspiran hasta a las chicas más soñadoras. Durante el tiempo del profeta Muhammad, la paz sea con él, hasta hoy en día, las mujeres han estado a la vanguardia de la comunidad islámica y ayudan a difundir y preservar el mensaje del Islam.
Por medio del Corán, conocemos a algunas de las mujeres más extraordinarias como a la Virgen María, a Aasia, la esposa del Faraón, a Sara y Agar. Defendieron su fe ante todas las dificultades y tenían un conocimiento amplio sobre las leyes religiosas. Entre las mujeres más famosas que formaron parte de los primeros musulmanes en La Meca y Medina estaban las esposas del Profeta Muhammad, sus hijas, la primera mártir del Islam, Sumayah y otras que se destacaron por su fe y perseverancia. Hay tantos ejemplos que es difícil resumirlos en un artículo, por lo tanto, nos enfocaremos en solo dos figuras que vivieron durante el tiempo del profeta Muhammad y lucharon junto a él por su derecho a adorar a un solo Dios. Ellas son Umm Amara Nusaiba bint Kab y Safiyah bint Abdul Muttalib.

Nusaiba, la hija de Kab

Nusaiba y su esposo eran de los Ansar, los ayudantes del Profeta Muhammad de la ciudad de Medina, y aceptaron el Islam durante sus etapas iniciales. Ella fue una de las dos únicas mujeres que asistieron a la promesa de Al Aqabah, fue testigo de la batalla de Uhud, Bayat Ar-Ridwan y el tratado de Hudaibiyah. El erudito y historiador, Ibn Hayar, que Alá le tenga misericordia, dijo: “(Ella) Estuvo presente en el pacto de Aqabah junto su esposo, su hijo y su hermana. Fue la esposa de Zaid Bin Asim y la madre de Habib… Su otro hijo, Abdullah, fue quien nos trasmitió en detalle la forma en cómo el Profeta Muhammad, la paz sea con él, hacía el wudu (la ablución)”.

Nusaiba, su esposo e hijo, estuvieron presentes en la Batalla de Uhud. Ella distribuía agua entre los demás soldados, sanaba heridas y preparaba comida para el ejército musulmán, sin embargo, se le conoce más por ser una gran guerrera. Durante los periodos más feroces de la batalla, ella se mantuvo al lado del Profeta Muhammad, la paz sea con él. Cuando el ejercito politeísta le hizo un contraataque al ejército musulmán desde atrás, Nusaiba vio a los politeístas rodeando al Profeta, la paz sea con él. Inmediatamente desenvainó su espada y cruzó las líneas de soldados para unirse al pequeño grupo que se mantenía firme alrededor del Profeta, formando un escudo humano para protegerlo de las flechas de los politeístas. Ella continuó luchando con su espada hacia la derecha y hacia la izquierda de una manera incomparable e increíble.

El Profeta, la paz sea con él, elogió su acción y dijo: “Cada vez que giro la cara hacia la derecha y hacia la izquierda, veo a Nusaiba bint Kab luchando delante de mí”. (Narrado por Ibn Sa`d) También se dirigió a ella y le dijo, al verla peleando junto a su esposo, “Barakal-lahu Fikum (Que Alá los bendiga) como familia”. Nusaiba, que Alá esté complacido con ella, le dijo: “Pídele a Alá que nos permita estar junto a ti en el Paraíso”. El Profeta dijo: “Oh Alá, haz que sean mis compañeros en el Paraíso”. Ella respondió, “Ahora sí, no me importa lo que me pueda pasar en esta vida”.

Al final de la batalla, había alrededor de trece heridas por todo su cuerpo. Se informa que pasó un año entero curando una de estas heridas. Ella continuó luchando en otras batallas, fue herida varias veces y perdió una de sus manos cuando se la cortaron en plena batalla, e incluso perdió a uno de sus hijos mientras peleaba por la causa de Alá. Sin embargo, ella siempre se mantuvo fuerte y por eso se le recuerda como una de las compañeras más reconocidas del Profeta Muhammad, la paz sea con él. El Islam la empoderó como persona, esposa, madre y sobre todo, como mujer.

Safiyah, la hija de Abdul Muttalib

Safiyah bint Abdul Muttalib era la hermana de Hamza, el tío del Profeta Muhammad, la paz sea con él. Como tal, ella era la tía del Muhammad y también la madre de Zubaiyr, primo del Profeta y uno de los 10 compañeros prometidos el Paraíso, así como uno de los mejores guerreros entre los seguidores del Profeta Muhammad, la paz sea con él. Parece ser que Zubaiyr heredó su espíritu de guerrero de su madre, Safiyah.
Durante la batalla de la trinchera que se dio a cabo en la ciudad de Medina, el Profeta Muhammad, la paz sea con él, puso a mujeres y niños en fortalezas para protegerlos de las fuerzas de los confederados árabes y los judíos de Banu Qurayzah, que habían formado un pacto para pelear contra los musulmanes. Safiyah estaba en una de las fortalezas, conocida como Fari, bajo la supervisión de Hassan bin Thabit. Hassan fue asignado para cuidar a las mujeres y no salió a pelear con el resto de los compañeros.

Safiyah relató lo que ocurrió luego:

“Cuando el Mensajero de Alá, que la paz y las bendiciones de Alá sean con él, salió a la batalla de la trinchera, trasladó a las mujeres de su casa a una fortaleza llamada Fari y asignó a Hassan bin Thabit para que nos cuidara. Entonces vino un hombre judío y subió las paredes de la fortaleza hasta que podíamos verlo. Le pedí a Hassan que se levantara y lo matara, pero él se negó, diciendo que, si pudiera hacerlo – o sea, pelear contra el hombre – habría estado con el Profeta, la paz sea con él, y no habría sido asignado para cuidar a las mujeres. Entonces yo me levanté y lo maté y le corté la cabeza. Luego le pedí a Hassan que llevara arrastrada a la cabeza del invasor a los judíos que estaban en la parte inferior de la fortaleza. Él juró por Alá que no lo haría. Entonces tomé la cabeza y se las tiré yo misma. Los judíos entonces dijeron, ‘Sabemos que este hombre (es decir, el Profeta, la paz sea con él) no dejaría atrás a su familia sin que alguien los cuidara’. Entonces se dispersaron… ”

La acción de Safiya salvó a todas las mujeres, niños e incluso a Hassan bin Thabit de un ataque sorpresa. Este incidente muestra claramente el fuerte carácter y la personalidad de Safiyah, que Alá esté complacido con ella, su fe inmensa y su defensa de ella y la dignidad de las mujeres musulmanas.

Debemos conocer y recordar a estas dos grandes mujeres, Nusaiba y Safiyah, y mencionarlas al desmentir el concepto de que la mujer musulmana es débil o sumisa. Pues, al contrario, las musulmanas han sido de las mujeres más fuertes en la historia de la humanidad.