Por Rachid Taha

 

“Cualquier pecado que alguien cometa es en detrimento propio, y nadie cargará con los pecados de otro.…” (El Corán, 6:164)

“No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado.” (Deuteronomio, 24:16)

Nadie puede dudar que estos dos versos, el primero del Corán y el segundo de la Biblia, tienen el mismo significado: que el Dios Justo nunca va a castigar a la gente por los pecados de otros.

El Islam promueve estrictamente la noción de que sólo aquellos que cometen los pecados se enfrentarán el castigo por esos pecados. El pecado no es un rasgo hereditario o una ‘mancha’ que se pasa de una generación a otra.

La responsabilidad de los pecados cae sobre la persona que los comete.

Todas las personas tendrán que rendir cuentas por todo lo que han hecho en esta vida. Por lo tanto, a pesar de que el Corán menciona El pecado de Adán y la forma en que fue expulsado del Jardín, no se coloca ningún tipo de responsabilidad o carga sobre los hombros de sus descendientes. Ninguno de los profetas antes de Jesús predicó este concepto, ni existía ninguna otra creencia o ritos basados en esta noción. Por el contrario, la salvación del infierno y la entrada al Paraíso se lograban a través de la creencia en un solo Dios y la obediencia a sus mandamientos; un mensaje predicado por todos los profetas, entre ellos Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sea con él.

El Compasivo, el Misericordioso

El pecado original no existe en el Islam, más bien podemos decir que existe el perdón original. En cuanto el pecado de Adán, el Corán nos dice que él se arrepintió por su error. Dios le reveló las palabras que debía usar para arrepentirse, y luego las acepto de él. Dice el Corán:

“Y le fueron inspiradas a Adán unas palabras de su Señor [una súplica con la que rogó] y Él le absolvió, pues Él es Indulgente, Misericordioso.” (El Corán 2:37)

“Diles [¡Oh, Muhammad! a quienes transmitan Mi Mensaje que Yo digo]: ¡Oh, siervos Míos! Vosotros que os habéis excedido [cometiendo pecados] en detrimento propio, no desesperéis de la misericordia de Alá; por cierto que Alá puede perdonar todos los pecados, porque Él es Absolvedor, Misericordioso.” (El Corán 39:53)

Si una persona comete un pecado, lo único que debe hacer es arrepentirse verdaderamente en su corazón y en sus acciones, y encontrará que Dios es el Más Misericordioso. Adán cometió un error, y ese error afectó su corazón, pero esta culpabilidad se eliminó con su arrepentimiento. Esto coincide con lo que dijeron los profetas anteriores.

Para arrepentirse en el Islam, hay que ir directamente a Dios y pedirle el perdón, arrepintiéndose ante Él. Y como en el verso mencionado, Dios dice que no nos tenemos que desesperar si sinceramente nos queremos arrepentir, Él acepta nuestro arrepentimiento. Culpar y castigar a una persona por el pecado de otro es una injusticia, y no es aceptable en el Islam. El Profeta Muhammad nos dijo que Alá le informó:

“Oh, hijo de Adán, tanto como tú Me invoques y Me pidas, Yo te perdonaré por lo que hayas hecho, sin importar qué sea. Oh, hijo de Adán, aunque tus pecados alcanzaran las nubes del cielo, si tú Me pides perdón, Yo te perdonaré, sin importar lo que sea. Si vienes a Mí con tantos pecados como pueda contener la Tierra, sin asociarme copartícipe en tu adoración, Yo los recibiré con todo el perdón que pueda contener la Tierra”. (Al-Tirmidhi)

Para recibir el perdón de Dios hay tres requisitos:

  1. Reconocer el delito y admitirlo ante Dios.
  2. Hacer un compromiso de no repetir la ofensa.
  3. Pedir el perdón de Dios.

Si la ofensa se comete en contra de otro ser humano o en contra de la sociedad, se añade una cuarta condición:

  1. Reconocer la ofensa ante aquel en contra fue cometida y ante Dios
  2. Asegurar nunca repetir la ofensa
  3. Hacer lo necesario para rectificar la ofensa (en lo que cabe) y disculparse con el ofendido
  4. Pedir el perdón de Dios

Tenemos que mencionar que el arrepentimiento también es una forma de adoración. Y será recompensada como cualquier otro acto de adoración o buena obra. Nosotros reconocemos la belleza en la creación de Dios, si contáramos todas las bendiciones de Dios, nunca pudiéramos lograrlo. Por esta habilidad de arrepentirnos, debemos ser agradecidos. Dios nos ha dado a nosotros esta habilidad u oportunidad, igual como lo hizo con Adán y Él sabe que es parte de nuestra naturaleza cometer errores, y Dios nos ha brindado una puerta abierta para buscar el arrepentimiento.

No hay palabras particulares que se deben usar para pedir el perdón, ni tampoco es necesario usar el idioma árabe para arrepentirse ante Dios o suplicar. Sin embargo, a los musulmanes se les enseña varias frases y palabras para repetir diariamente para pedir el perdón de Dios que usaba y recomendaba el Profeta Muhammad, la paz sea con él. Por ejemplo:

“Astaghfiru-Allah”, o “Le pido perdón a Alá”.

Astaghfirallah wa atubu ilaik”, que significa “Perdóname Dios y regreso ante Ti arrepentido”.

“Subhanaka-Allah humma wa bi hamdika wa ash-hadu an la Ilaha illa Anta astaghfiruka wa atubu ilayk”, que significa, “Gloria a Ti, Alá, y para Ti son todas las alabanzas y testifico que no hay nada que merece ser adorado salvo Tu, te pido perdón y regreso a Ti arrepentido (en obediencia)”.

Los méritos y las recompensas del Tauba, o el arrepentimiento son muchas, pero para obtenerlos, el creyente debe buscar la manera apropiada de arrepentirse por los pecados cometidos. Como Alá, el más Compasivo, nos asegura:

“Oh, siervos Míos. Vosotros que os habéis excedido [cometiendo pecados] en detrimento propio, no desesperéis de la misericordia de Alá; por cierto que Alá puede perdonar todos los pecados, porque Él es Absolvedor, Misericordioso’’. (El Corán, 39:53)

También dice en El Corán:

“Ciertamente Alá ama a los que se arrepienten y se purifican.”  (El Corán 2:22)