Por Hazel Gómez

En esta época de publicidad política extraña, donde los de la derecha intentan institucionalizar la islamofobia y los de la izquierda dan golpes islamofóbicos más sutiles, las mujeres musulmanas que eligen usar el hiyab o el khimar, el velo islámico, a menudo son las que sufren las consecuencias. El uso del velo, un símbolo de la devoción de la mujer musulmana a su fe, se ha politizado de manera que gobiernos intentan prohibir su uso mientras individuos, provocados por la ignorancia y el temor, se han vuelto hostiles hasta el punto del maltrato y la violencia.

 

Nuestra simple existencia como mujeres musulmanas envueltas con el velo no solo le declara al mundo que creemos en Un Creador y Dios Único y en su mensajero final, el Profeta Muhammad, la paz sea con él, sino que también le demuestra a la sociedad que vivimos una vida moral y conscientes de Dios. Por lo tanto, nuestra presencia en cualquier espacio se convierte en un compromiso público.

 

A las mujeres musulmanas que optan por cubrirse la cabeza, se les suele hacer la pregunta:  “¿Por qué usas ese pañuelo en la cabeza?” Las respuestas son tan variadas como la cantidad de mujeres musulmanas que hay alrededor del mundo. Cada mujer tiene su razón por optar usar el velo. Algunas mujeres eligen usarlo como una muestra de agradecimiento a su Señor, otras lo usan para seguir el ejemplo de los primeros creyentes como la Virgen María, la paz sea con ella, y algunas otras lo usan como una forma de dawah o propagación – para atraer a la gente a preguntar sobre el Islam.

 

Sí, usar el khimar es un mandato de Dios, Todopoderoso, pero a fin de cuentas, la decisión de usarlo es entre la musulmana y su Señor, y nadie más. Dios dice en el Sagrado Corán en el Capítulo al-Aḥzab (33), verso 59, “para que las mujeres de los creyentes … sean conocidas”, es decir, que se les conozca como mujeres creyentes. Se supone que sea una expresión externa de un viaje espiritual interno hacia Dios. Los hombres no deberían tener absolutamente nada que ver con la decisión de una mujer cubrirse o no, pues nunca han tenido nada que ver en ese asunto.

 

Usar el khimar no fue una decisión fácil para mí como musulmana latina conversa. Por el hecho de que vengo de culturas mayormente no musulmanas, la puertorriqueña y la mexicana, sabía que usar el velo me haría resaltar en mi comunidad. Sabía que recibiría miradas indiscretas y que personas me harían una multitud de preguntas, pero estaba lista para todo. En mi mente, pensé: “¿Por qué no debo usarlo? Dios me ha dado tanto y lo único que mi Creador me pide es cubrirme y vestirme con modestia. Entonces, ¿Por qué no?”

 

A través de los años, he visto cómo el khimar, o el velo, me ha mantenido consciente de cómo me relaciono con el mundo que me rodea. Me ha dado confianza en mí misma y un sentido de voluntad que nunca pensé tuviera como mujer. Me encontré a mí misma cuando comencé a usar el velo y, por eso, estoy eternamente agradecida con Alá.

 

El Día Mundial del Velo es una excelente iniciativa que busca promover la solidaridad y conciencia, pero no es ni debe ser tomado como una broma. El khimar o velo es algo sagrado y debe tratarse como tal; no es solo un pedazo de tela, sino un símbolo que representa un estilo de vida consciente para la mujer. En este Día Mundial del Velo, muchas mujeres de otras tradiciones religiosas y no-religiosas eligen usar el velo en solidaridad con las mujeres musulmanas. Lo usan para experimentar lo que es ser una hiyabi, o mujer musulmana cubierta, por un día. Aprenden a combinar el color del velo con sus atuendos, se toman fotos y las publican en Instagram con las etiquetas #worldhijabday, #díamundialdelhiyab y #díamundialdelvelo, y se prestan para explorar el mundo como una mujer musulmana practicante.

 

Por lo tanto, tengo algunas preguntas para aquellas personas que desean participar: Si están dispuestas a usar el velo por un día, ¿estarían dispuestas a defenderme y defender mis derechos como musulmana? ¿Están listas para apoyarme mientras lucho para que mi voz sea escuchada en una sociedad que a menudo me dice que no pertenezco aquí? ¿Están dispuestas a mantenerse a mi lado mientras lucho contra las personas que me ofenden o contra los islamófobos, muchos de los cuales quizás pertenecen a sus propias familias, que desean ver mi identidad y práctica religiosa erradicada de la esfera pública? Necesitamos más aliados y simpatizantes que deseen, igual que nosotros los musulmanes, vivir una vida moral y consciente de Dios.

Personalmente, yo sé porque decidí usar el velo. ¿Y ustedes?

 

Hazel Gómez se graduó de la Universidad Loyola de Chicago con una Licenciatura en Ciencias Forenses. Actualmente, está estudiando Ciencias Islámicas con el Programa Académico Ribaat de Rabata.org bajo la tutela de Shaykha Tamara Gray. Es una organizadora comunitaria con Dream of Detroit, una organización sin fines de lucro que combina la organización comunitaria con planeamiento estratégico de viviendas y desarrollo de tierras para construir una comunidad saludable y empoderar a los más marginados de la comunidad. También dedica su tiempo como asesora y miembro de la junta de varias organizaciones sin fines de lucro que se enfocan en distintos servicios sociales dentro de la comunidad musulmana.

 

Este artículo apareció originalmente en la siguiente página: https://www.patheos.com/blogs/nbamuslims/2018/02/01/latina-american-muslimah-khimars-world-hijab-day/