El desarrollo personal de acuerdo a las enseñanzas islámicas
El Islam es un sistema holístico que afecta a todos los aspectos de la vida de una persona. De acuerdo a esto, el Imam Hasan Al Banna, un académico musulmán, dijo, “Un musulmán debe esforzarse para obtener un cuerpo fuerte, un buen carácter y una manera de pensar culta. Debe ser capaz de ganarse la vida, tener una fe pura y adorar a Dios de la manera correcta. Debe ser capaz de controlar sus deseos, ser cuidadoso con su tiempo, organizado en sus asuntos y beneficioso a todos los que lo rodean. Esto resume las responsabilidades de cada musulmán como individuo”. Estos diez puntos muestran un método de desarrollo personal perfeccionado de acuerdo a las enseñanzas del Islam.
Las cualidades que fortalecen la personalidad
De acuerdo con la cita anterior, el primer punto necesario para una personalidad Islámica completa es la fuerza física. Nuestra salud es una bendición y responsabilidad de Dios y la manera que la cuidamos afecta todos los aspectos de nuestras vidas. Si estamos saludables tenemos un mayor sentido de claridad en nuestros pensamientos, más energía y una estabilidad emocional elevada. En cambio, cuando descuidamos nuestra salud, caemos víctimas de los achaques físicos como la fatiga o letargo, trastornos psicológicos como la ansiedad o depresión y conflictos espirituales. Por estas razones, la buena salud es fundamental en el desarrollo de la personalidad del musulmán.
De la buena salud viene el segundo punto que es una manifestación externa de una óptima relación con el Creador – el buen carácter. La palabra árabe ‘matn’ significa bueno pero también se define como firme. Podemos deducir de este doble significado que un carácter fuerte debe demostrarse no solo en la comodidad, sino también cuando las cosas se ponen difíciles. [Leer más: El carácter en el Islam, una Introducción]
Cuando las cosas son fáciles, no es un gran reto mantener la buena conducta y tratar a la gente de la mejor manera posible; pero enfrentando dificultades, fatiga, frustración, desilusión, enfado y una multitud de emociones, la fortaleza del carácter se pone a prueba. La persona que tiene el carácter firme puede soportar estas pruebas, pero la persona que solo finge ser fuerte quedará al descubierto.
El tercer punto necesario para construir una personalidad musulmana fuerte es el rigor intelectual y educacional como la base para adquirir un pensamiento refinado y culto. Esto es de suma importancia porque muchas veces las personas que son percibidas como “religiosas” descuidan esta característica. El Islam es un sistema de vida, formado por las enseñanzas divinas, y personificado en carne propia por el ejemplo del Profeta Muhammad, el último profeta del Islam. Sin embargo, para entender y aplicar las enseñanzas Islámicas en una manera que va más allá de la fe ciega o el entendimiento superficial, se debe desarrollar el intelecto. Es en ese entonces que se aprende a pensar de manera crítica, a cultivar las habilidades de distinción para poder percibir apropiadamente lo valioso y las prioridades y comprender las mejores maneras de aplicar la sabiduría Islámica y las soluciones prácticas a los problemas que enfrenta la humanidad.
La cuarta cualidad necesaria para establecer una personalidad musulmana fuerte y capaz de servir a Dios y al Islam es poder económico – la habilidad de ganarse la vida. Es muy difícil contribuir al bienestar de la sociedad cuando la situación económica de la persona es tal que este principalmente ocupado con asuntos necesarios como alimento, ropa, refugio y seguro médico. Un musulmán siempre debe buscar la estabilidad económica y la suficiencia para poder dedicar más tiempo y otros recursos a servir la causa del Islam. Aunque sean pobres o ricos, todos deben buscar alguna forma de estabilidad económica.
Después de mencionar el aspecto físico, intelectual, la buena conducta, al igual que la estabilidad económica, el Imam Al Banna se enfoca en la importancia de la fe pura y la adoración correcta. Estas son la base y la columna de las primeras cuatro cualidades. La fe y la adoración son las raíces que establecen para el musulmán la dirección en su vida cotidiana y la relación divina que se requiere para enfrentar las dificultades que vienen cuando se trata de servir a Dios. Constituyen la fuente que puede saciar la sed espiritual del corazón en la búsqueda por su inclinación natural. [Oprima aquí para aprender más sobre la adoración en el Islam.]
La misión – de servir la Verdad – requiere mucho del individuo que se dedica, y aquí se encuentra la necesidad y la razón por las últimas cuatro características. En primer lugar, el musulmán está en una lucha continua contra sus deseos.
En la lucha para adorar a Dios y vivir una vida piadosa hay un sinfín de dificultades y pruebas. Estas pruebas a veces son muy claras y abiertas, y algunas veces muy ocultas. Pueden ser pruebas de nuestra sinceridad, ya sea si nuestro ego busca elogio y engrandecimiento, o que enfrentemos a la conciliación o argumentación y un sinnúmero de otras provocaciones por el ser inferior. Estas pruebas no pueden ser superadas, excepto a través de un interminable proceso de aprender a controlar – a moderar, elevar y modificar – nuestros deseos.
Las próximas dos de estas características son ser estrictos con el tiempo y organizados en nuestros asuntos. El tiempo es la vida y la persona que pierde su tiempo pierde oportunidades de desarrollar el ser y purificar el corazón. Sobre este aspecto, Hasan al Basri dijo, “¡Oh hijo de Adán! No eres más que una recopilación de respiraciones y con cada respiro que pasa, un pedazo de ti se ha ido”. El excelente musulmán también encontrará que sus responsabilidades siempre superan a la cantidad de tiempo disponible. Por lo tanto, el musulmán es siempre juicioso con su tiempo y organizado en sus asuntos de modo que pueda obtener el mayor beneficio de esta vida antes de conocer a su Señor en la próxima.
La última característica es que sea beneficioso para los demás. Hacemos bien al reflexionar profundamente sobre esto. Todo lo anterior está perdido si somos perjudiciales para aquellos que nos rodean. Los eruditos del Islam han dicho que el objetivo central del Islam es producir el beneficio. Todo lo que hacemos es en el servicio a Dios y lo que Él requiere de nosotros es la intención y el esfuerzo de lograr beneficio para nosotros y toda la humanidad.
Que Dios nos ayude a personificar estas características y nos bendiga con la capacidad de manifestar el Islam en toda su maravillosa belleza.