Por Amira Esseghir

La importancia del desarrollo personal en el Islam

El Islam es un estilo de vida que enseña a los musulmanes a enfocarse en mejorarse a sí mismos siguiendo el Corán, el libro sagrado del Islam, y las enseñanzas del ultimo profeta, Muhammad, que la paz sea con él, quien dijo una vez, “Verdaderamente he sido enviado como profeta para perfeccionar los buenos modales”. Esta tradición profética define un importante aspecto del Islam: el desarrollo personal por medio de la purificación espiritual y física.

Un antiguo proverbio árabe afirma acertadamente: “El que carece de algo no puede dar a los demás.” Este dicho establece el hecho de que para una persona difundir “el bien” en cuanto al carácter, modales, palabras o acciones, él o ella debe primero esforzarse para ponerlo en práctica. No hay que descuidar mejorar las fallas propias, incluso en el intento de ayudar a los demás.

Por supuesto, esto no significa que hay que ser perfecto para beneficiar a otras personas; por ejemplo, algunos piensan que no pueden transmitir el conocimiento, porque no son eruditos. En cambio, este adagio va mano a mano con el refrán Inglés, “La práctica antes de predicar.” A medida que el Profeta Muhammad (que la paz sea con él) dijo: “¿Quiénes son los sabios? Son los que practican lo que saben”.

En el Islam, es de suma importancia para los musulmanes buscar la autosuperación en cada aspecto de sus vidas. El resultado será que el buen carácter tenga un impacto en los demás y pueda mejorar a la sociedad entera. Este cambio dinámico comienza a nivel individual. Dios dice en el Corán acerca de esto:

“Sepan que Dios no cambia la condición de un pueblo hasta que ellos no cambien lo que hay en sí mismos”. (13:11)

Las intenciones puras

Antes de que un individuo embarque conscientemente en este camino, él o ella deben definir y purificar su intención. Una enseñanza fundamental del Islam proviene de la declaración profética, “Todas las acciones son juzgadas por sus intenciones, y cada persona será recompensada de acuerdo a su intención.”

Por lo tanto, el deseo de mejorar a sí mismo, agradar a Dios, y proporcionar beneficio es de suma importancia. A su vez, tener intenciones equivocadas tales como la búsqueda de la admiración de otras personas o hacer alarde es contraproducente. Debido a estas razones, la purificación de nuestras intenciones es fundamental para el éxito del desarrollo personal.

La purificación del corazón forma una gran parte de la autosuperación porque influye directamente a las acciones. Dios dice en el Corán:

“Dios ha dado su favor a los creyentes al enviarles un Mensajero de entre ellos mismos que les recita Sus versículos, los purifica y les enseña el Corán y la sabiduría [de la Sunnah]. Porque antes se encontraban en un claro extravío.” (3:164)

Este verso explica el papel del Profeta Muhammad, que la paz sea con él, y la importancia de la auto-ayuda en el Islam. El Profeta Muhammad, que la paz sea con él, les enseño a los árabes paganos de La Meca a creer en Un Dios y a vivir una vida piadosa; les imploró que renunciaran la idolatría y cambiaran sus vidas impulsivas. Durante 23 años, su mensaje elevó el estatus de la mujer, estableció la conciencia de Dios entre la gente, y brindoo seguridad a los pobres y necesitados. Al lograr ello, no solo ayudó a los individuos a conseguir el autoayuda que necesitaban, sino que también rehabilitó una sociedad entera: la discriminación basada en la raza prácticamente fue eliminada, la guerra entre las tribus fue reemplazada por lazos de hermandad, el interés y el alcohol fueron prohibidos por completo.

Las acciones virtuosas

El autodesarrollo comienza a nivel individual y requiere mucha disciplina. Al igual que esforzarse para estar fuerte físicamente manteniendo un cuerpo limpio y saludable, es importante mantener la salud espiritual realizando acciones virtuosas. La purificación del alma implica que el individuo se acerque a Dios y muestre un comportamiento más positivo que se reflejará en sus acciones.

Para lograr la purificación, el Islam ofrece algunos pasos pragmáticos:

  • La adoración concreta, como la oración, el ayuno, la súplica, etc. Realizando estos actos le permiten al musulmán acercarse a Dios aumentando la conciencia de Dios durante todo el día. Esto, en cambio, disminuye la posibilidad de cometer actos que no le agradan a Dios, causando que los valores incrementen.
  • El sonreír, ser bondadoso, y mantener un carácter positivo al tratar con los demás. Esto conduce a la misericordia y el perdón, que son atributos que Dios ama en los seres humanos. Las tradiciones proféticas mencionan que sonreír es un acto de caridad y moviendo obstáculos del camino es una señal de la fe; otros animan a las personas a difundir las buenas noticias y repartir regalos como una manera de aumentar el amor entre la gente.
  • Tener autodisciplina y manejar el tiempo de una manera efectiva con el fin de ser más productivos durante el día. En el Capítulo 103, llamado El Tiempo, Dios dice: “Juro por el tiempo, que los seres humanos están en la perdición, excepto aquellos que crean, obren rectamente y se aconsejen mutuamente con la verdad y con la paciencia [ante las adversidades]”.
  • Brindar una ayuda a las personas necesitadas. Una vez le preguntaron al Profeta Muhammad, que la paz sea con él, “¿Cuales acciones son las más excelentes? Él respondió, “Alegrar a los corazones de los seres humanos, alimentar a los pobres, ayudar a los afligidos, alivianar el dolor de los angustiados, y eliminar el sufrimiento de los heridos”.
  • El esfuerzo para aumentar el conocimiento ya sea religioso o académico. Trabajar para convertirse en un ciudadano informado y proactivo. Según el Profeta Muhammad (que la paz sea con él): “La búsqueda del conocimiento es obligatorio para cada musulmán.”
  • Mantener buena compañía y amistades que sean una influencia positiva en sus vidas. El Profeta Muhammad (que la paz sea con él) dijo, “Una persona comparte la religión de sus amigos cercanos; por eso, tengan cuidado con quiénes son sus amigos”. [Abu Dawud y At-Tirmidhi]
  • Arrepentirse sinceramente por los pecados y buscar la misericordia y el perdón de Dios. Sentirse culpable por las transgresiones que se hayan cometido, y luego hacer un esfuerzo activo para aprender de los errores y no repetirlos de nuevo.

Como habrán notado, muchas de estas medidas implican la interacción con los demás. A pesar de que la purificación espiritual es importante, es fundamental tener en cuenta que El aislamiento y el abandono de las responsabilidades mundanas no son tolerados en el Islam. El aislamiento prolongado con el propósito de purificar el alma es de hecho incompatible con las enseñanzas islámicas. Un gran componente del mejoramiento del ser conlleva tratar a los demás con compasión y respeto, y ayudar a los menos afortunados. Esto no es posible si uno lleva una vida solitaria.

Una de las tradiciones proféticas alienta a la gente a mirar a los menos privilegiados al hacer comparaciones con los demás en los asuntos mundanos: “Cuando ves a una persona que se le ha dado más que tú en de dinero y belleza, mira a los que se les ha dado menos.” Este consejo es muy importante porque nos permita estar agradecidos por las bendiciones que tenemos y ser menos codiciosos y arrogantes. Tal actitud nos permite concentrarnos en alcanzar la superación personal y el éxito eterno en el más allá en lugar de los materiales transitorios de esta vida temporal.

Las virtudes del egoísmo

El desarrollo personal tiene un papel significante en la vida de los musulmanes debido a otro concepto clave del Islam: que cada individuo tendrá que rendir cuentas por sus propias acciones en el mas allá. En el Día del Juicio Final, Dios le preguntará a cada alma acerca de sus acciones, y sobre cómo utilizó su tiempo en la tierra. Ese día, cada persona estará preocupado únicamente por la magnitud de sus obras.

Nunca se puede exagerar la importancia del desarrollo personal en el Islam aunque de lejos parezca algo egoísta. Sin embargo, este “egoísmo” puede resultar ser una virtud en lugar de un vicio. Cuando una persona está constantemente luchando para mejorarse a sí mismo, él o ella están más dispuestos a ayudar a los demás y difundir el bien que haya obtenido en la sociedad.

El resultado es que los esfuerzos de una persona contribuyen al desarrollo colectivo. Este compromiso no es posible para el individuo narcisista que solo busca complacer su propio ego. Pues, el “egoísmo” con el propósito de mejoramiento y por el bien de los demás es el primer paso hacia la generosidad. Verdaderamente la esencia de todas las buenas obras proviene de un alma pura y tranquila.