Un musulmán cree en los siguientes 6 artículos de fe:
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La Unicidad de Dios
Un musulmán cree en un solo Dios, Supremo y Creador Eterno, Infinito y Poderoso, Misericordioso y Compasivo y Proveedor. Dios no tiene padre ni madre, ni hijo o hija. Nada es igual a Él. Él es el Dios de toda la humanidad, no de una tribu o raza especial.
Dios es el Altísimo y Supremo, pero Él está muy cerca de los creyentes piadosos que reflexionan; Él contesta sus oraciones y les ayuda. Él ama a la gente que Lo ama y perdona sus pecados. Él les da la paz, la felicidad, el conocimiento y el éxito. Dios es el Amoroso y el Proveedor, el Generoso, y el Benevolente, el Rico y el Independiente, El Indulgente y el Clemente, el Paciente y el Apreciativo, el Único y el Protector, el Juez y la Paz. Muchos de estos atributos de Dios son mencionados en el Corán.
Dios crea en el ser humano la mente para entender, el alma y la conciencia para ser bueno y justo, y los sentimientos para ser amable y compasivo. Si tratamos de contar Sus gracias sobre nosotros, no podemos, porque son innumerables. A cambio de todos los grandes favores y misericordia, Dios no necesita nada de nosotros, porque Él es libre de necesidad e Independiente. Dios nos pide que Lo conozcamos, para amarlo a Él y hacer cumplir Sus leyes para nuestro beneficio y nuestro propio bien.
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Los Mensajeros y Profetas de Dios
Un musulmán cree en todos los Mensajeros y Profetas de Dios sin ningún tipo de discriminación. Todos los mensajeros eran mortales, seres humanos, dotados de revelaciones divinas y designados por Dios para enseñar a la humanidad. El Sagrado Corán menciona los nombres de 25 mensajeros y profetas, y afirma que hay otros. Estos incluyen a Adán, el primer profeta, junto con Noé, Abraham, Ismael, Isaac, Moisés, Jesús y Muhammad, el último de los Profetas (que la paz esté con todos ellos). El mensaje clave presentado por todos los profetas era el mismo: creer en un solo Dios y no atribuir socios a Él, permanecer lejos de los pecados y llevar una vida dedicada a ganar la complacencia de Dios.
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Las revelaciones y el Corán
Un musulmán cree en todas las Escrituras y revelaciones de Dios, en sus versiones completas y originales. Los musulmanes creen en las escrituras originales que se les dieron a los mensajeros anteriores; por ejemplo, David recibió los Salmos (Zabur), Moisés la Torá (Tora) y Jesús del Evangelio (Inyil). Sin embargo, las Escrituras anteriores no existen hoy en día en la forma original en la que fueron reveladas.
El Corán es el último testamento en la serie de revelaciones divinas de Dios, y los musulmanes lo recitan y lo utilizan como una guía para todos los aspectos de sus vidas. Se compone de las palabras inalteradas y directas de Dios, reveladas a través del Ángel Gabriel al último Profeta, Muhammad, que la paz esté con él, hace unos 1.400 años. El Corán es extraordinario porque es el único libro revelado que existe hoy en día en la forma, idioma y contenido preciso en el que fue revelado originalmente.
El Corán no tiene rival en su registro y conservación. El hecho sorprendente de esta escritura es que se ha mantenido sin cambio en los últimos catorce siglos, un hecho que es atestiguado por ambos eruditos no musulmanes y musulmanes por igual. No existen distintas versiones del Corán y todas las copias en el mundo permanecen idénticas, palabra por palabra en su lengua original, el árabe. Los musulmanes hasta hoy continúan enfatizando la importancia de la memorización del Corán, palabra por palabra, en su totalidad o en parte, reconociendo que es la Palabra de Dios y no un libro escrito por Muhammad, un concepto erróneo que algunos piensan.
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Los Ángeles
Los ángeles son una creación de Dios. Son seres puramente espirituales y esplendidos que no requieren alimentación ni bebida ni descanso. Ellos no tienen deseos físicos ni necesidades materiales. Como otras creaciones de Dios, los ángeles pasan su tiempo adorando a Dios. En contraste a los seres humanos, los ángeles no tienen voluntad propia – únicamente obedecen a Dios y no tienen la habilidad de desobedecerlo. Cada ángel está a cargo de algún servicio determinado. Los ángeles no se pueden ver en sus formas originales a simple vista.
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El Día del Juicio Final
Un musulmán cree en el Día del Juicio Final. Este mundo tal como lo conocemos llegará a su fin, y los muertos resucitarán para rendir cuentas en su juicio final y justo. En ese día, todos los hombres y mujeres, desde Adán hasta la última persona serán resucitados del estado de la muerte. Todo lo que hacemos y decimos, todo lo que inventamos, pensamos y pretendemos se contabilizan y se mantienen en un registro exacto. Este será presentado en el Día del Juicio a cada individuo.
No se espera de la persona que cree en la vida después de la muerte, que desobedezca a Dios. Estarán siempre conscientes de que Dios ve todas sus acciones y los ángeles las están grabando.
Las personas con un buen registro serán generosamente recompensadas y recibirán una cálida bienvenida al Paraíso. Las personas con malos registros serán justamente castigadas y lanzadas al Infierno. La verdadera naturaleza del Cielo y el Infierno son conocidos sólo por Dios, pero ellos son descritos por Dios en términos familiares en el Corán.
Si algunas buenas obras parecen no ser recompensadas o apreciadas en esta vida, recibirán una compensación completa y serán ampliamente reconocidas en el Día del Juicio. Si alguna gente que comete pecados, niega a Dios, y se entregan a actividades inmorales parecen superficialmente exitosas y prósperas en esta vida, la justicia absoluta se hará cargo de ellos en el Día del Juicio. La hora del día del juicio es conocida únicamente por Dios.
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La Predestinación
Un musulmán cree en el Conocimiento y el Poder Máximo de Dios para planificar y ejecutar Sus planes. Dios es Sabio, Justo y Amoroso y todo lo que Él hace debe tener un buen motivo, aunque podemos fallar algunas veces en comprenderlo plenamente. El creyente debe tener una fe fuerte en Dios, reconociendo que su propio conocimiento es limitado y su pensamiento se basa en la consideración individual. Por lo contrario, el Conocimiento de Dios es ilimitado y Él planea sobre una base universal. Los seres humanos deben pensar, planificar y tomar decisiones bien fundamentadas y luego poner su confianza en Dios. Si las cosas suceden como quieren, ellos deben alabar a Dios. Si las cosas no suceden como ellos quieren, todavía deben alabar a Dios, reconociendo que Él sabe mejor lo que es bueno para los asuntos de la humanidad.