Por M. Amir Ali, Ph.D., publicado por el Instituto de Información y Educación Islámica

En el sentido lingüístico, la palabra árabe “yihad” significa luchar o esforzarse y se aplica a cualquier esfuerzo ejercido por una persona. En este sentido, un estudiante lucha y se esfuerza por conseguir una educación y pasar sus cursos; un empleado se esfuerza por cumplir con su trabajo y mantener buenas relaciones con su empleador; un político se esfuerza por mantener o aumentar su popularidad entre sus electores, etcétera. El término esforzarse, o luchar, puede ser utilizado por los musulmanes, así como los no musulmanes; por ejemplo, Alá, el Único y Verdadero Dios, dice en el Corán:

“Le he ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Pero no se les debe obedecer cuando se esfuerzan (yahadaka) por hacer que se Me asocien coparticipes”…  (El Sagrado Corán, 29:8; también consulte 31:15)

En los dos versos del Corán que se mencionan, son los padres no musulmanes que se esfuerzan (yahadaka) por convertir a su hijo musulmán a su antigua religión. En el Occidente, el “yihad” generalmente es traducido como “guerra santa”, un uso que los medios de comunicación han popularizado. De acuerdo a las enseñanzas islámicas, es ilícito instigar o comenzar una guerra; sin embargo, algunas guerras son inevitables y justificables.

Si se traducen las palabras “guerra santa” al árabe, el equivalente es “harbun muqaddasatu”, o “la guerra santa” se traduce como “al harbu al muqaddasatu”. Desafiamos a cualquier investigador o académico a que encuentre el significado de “yihad” como guerra santa en el Corán, en las colecciones auténticas de los hadices (las enseñanzas del Profeta Muhammad) o en la literatura islámica antigua. Por desgracia, algunos escritores y traductores contemporáneos del Corán, de los hadices y de otras obras de literatura islámica, han traducido el término “yihad” como “guerra santa”, debido a la influencia de la propaganda occidental.

Esto podría ser un reflejo del uso cristiano del término “guerra santa” para referirse a las cruzadas de hace mil años. Sin embargo, las palabras que significan “guerra” en árabe son “harb” o “qital,” y se encuentran en el Corán y los hadices.

Para los musulmanes se aplica el término yihad a todo tipo de esfuerzo, y ha desarrollado algunos significados especiales a través del tiempo. Las fuentes de este desarrollo son el Corán (la Palabra de Dios revelada al Profeta Muhammad, la paz sea con él/p). El Corán y los hadices usan la palabra “yihad” en varios contextos diferentes que se muestran a continuación:

1. RECONOCIENDO EL CREADOR Y AMANDOLO SOBRE TODAS LAS COSAS:

Es parte de la naturaleza humana amar a lo que se ve con los ojos y se siente con los sentidos más que a la realidad que no se percibe. El Creador del universo y el Único Dios es Alá. Él es la Realidad Invisible que solemos ignorar y no reconocer. En el siguiente verso en el Corán, Dios se dirige a aquellos que dicen ser creyentes:

“¡Oh, creyentes! No sigáis a vuestros padres y hermanos si éstos prefieren la incredulidad en vez de la fe; quienes de vosotros lo hagan serán inicuos. Diles [¡Oh, Muhammad!]: Si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas y familiares, los bienes que hayáis adquirido, los negocios que temáis perder y las propiedades que poseáis y os agraden son más amados para vosotros que Alá, Su Mensajero y la lucha por su causa, pues entonces esperad que os sobrevenga el castigo de Alá; y sabed que Alá no guía a los corruptos”. (El Sagrado Corán, 9:23-24)

De hecho, es una lucha colocar a Dios delante de nuestros seres queridos, nuestras riquezas, nuestras ambiciones mundanas y de nuestras propias vidas. Especialmente para un no musulmán que abraza el Islam, puede ser una lucha difícil debido a la oposición de su familia, sus compañeros y la sociedad.

 

2. RESISTIENDO LA PRESIÓN DE LOS PADRES, COMPAÑEROS, Y LA SOCIEDAD

Una vez que una persona haya tomado la decisión de poner al Creador del Universo por encima de todo, a menudo cae bajo intensas presiones. No es fácil resistir estas presiones y luchar por mantener la dedicación y el amor a Dios sobre todo lo demás. Una persona que se ha convertido al Islam de otra religión puede ser sometida a presiones diseñadas para convertirlo de nuevo a la religión de la familia. Leemos en el Corán:

“No escuches [¡Oh, Muhammad!] a los incrédulos, y brega (yahidhum) denodadamente [exhortándolos con el Corán] para que se encaminen”. (El Sagrado Corán, 25:52)

 

3. MANTENIENDOSE FIJAMENTE EN EL SENDERO RECTO:

Dios dice en el Corán:

“Y luchad (yahidu) por la causa de Alá con sinceridad. Él os eligió [para que sigáis Su religión] y no os prescribió nada que no podáis cumplir”. (El Sagrado Corán, 22:78)

“Quien luche (yahada) [contra sus pasiones] será en beneficio propio. Ciertamente Alá prescinde de las criaturas”. (El Sagrado Corán, 29:6)

En cuanto a aquellos que se esfuerzan y luchan por vivir como verdaderos musulmanes a quienes se les hace difícil debido a la persecución de sus opositores, se les aconseja emigrar a una tierra más pacífica y tolerante y continuar con su lucha por la causa de Dios.

Dios dice en el Corán:

“Por cierto que aquellos que mueran dudando de su fe, los ángeles al tomar sus almas les preguntaran: ¿Por qué dudasteis? Responderán: Nos sentíamos débiles y oprimidos [por los incrédulos]. Les dirán: ¿Acaso la Tierra de Alá no era suficientemente vasta como para haber emigrado”? (El Sagrado Corán, 4:97)

“Por cierto que aquellos que creyeron, emigraron y se esforzaron por la causa de Alá son quienes anhelan la misericordia de Alá, y Alá es Absolvedor, Misericordioso”. (El Sagrado Corán, 2:218)

Dios pone a prueba a los creyentes en su fe y su constancia:

“¿Acaso creéis que ibais a entrar al Paraíso sin que Alá distinga quiénes de vosotros son los verdaderos combatientes por Su causa y quienes son perseverantes”? (El Sagrado Corán, 3:142)

“Y por cierto que os probaré con algo de temor, hambre, pérdida de bienes, vidas y frutos, pero albricia a los pacientes [que recibirán una hermosa recompensa]”. (El Sagrado Corán, 2:155)

El Profeta Muhammad (p) y sus seguidores fueron boicoteados socialmente y económicamente por tres años para forzarlo a abandonar su mensaje y comprometerse con los paganos pero él resistió y captó una victoria moral.

 

4. EL ESFUERZO POR REALIZAR BUENAS ACCIONES:

Dios declara en el Corán:

“A quienes luchen (yahadu) denodadamente por Nuestra causa les afirmaremos en Nuestro camino. Ciertamente Alá está con los benefactores”. (El Sagrado Corán, 29:69)

Cuando enfrentamos dos intereses en conflicto, escoger el correcto se convierte en un yihad, como demuestran los siguientes hadices:

“Aisha, la esposa del Profeta (p) preguntó, ‘Oh, Mensajero de Dios, vemos el yihad como la mejor de las obras, entonces, ¿No debemos practicarlo?’ Él respondió, ‘El mejor yihad es realizar un Hayy (peregrinaje a La Meca) con perfección’.” (Sajih Bujari, No. 2784)

En otra ocasión, un hombre le preguntó al Profeta Muhammad (p): “’ ¿Debo unirme al yihad?’ El Profeta le preguntó, ‘¿Tenéis padres’? El hombre dijo, ‘¡Sí!’ El Profeta (p) dijo, ‘¡Entonces esfuérzate por servirles!’” (Sajih Bujari, No. 5972)

Otro hombre le preguntó al Mensajero de Dios (p):

“’ ¿Cuál yihad es el mejor?’ Y él le contestó, ‘Hablar una palabra de verdad ante un gobernante opresivo’.” (Sunan An Nasai, No. 4209)

El Mensajero de Dios (p) dijo:

“…el Muyahid (el que realiza la acción de yihad) es aquel que se esfuerza contra sí mismo por la causa de Dios, y el Mujayir (el que realiza una emigración) es aquel que abandona todas las malas acciones y el pecado”. (Sajih Ibn Hiban, No. 4862)

 

5. TENIENDO EL VALOR Y LA FIRMEZA PARA TRASMITIR EL MENSAJE DEL ISLAM:

El Corán narra las experiencias de un gran número de profetas y sabios que sufrieron muchísimo tratando de trasmitir el mensaje de Dios a la humanidad. Para conocer algunos ejemplos, lea el Corán 26:1-190, 36:13-32. En el Corán, Dios elogia específicamente a aquellos que se esfuerzan para transmitir Su mensaje:

“Quién puede expresar palabras más bellas que aquel que exhorta a los hombres a creer en Alá, obra rectamente, y dice: ¡Ciertamente me cuento entre quienes se someten a Alá”! (El Sagrado Corán, 41:33)

En condiciones adversas se necesita mucho coraje para seguir siendo un musulmán, declarar ser un musulmán y llamar a otros al Islam. Leemos en el Corán:

“Por cierto que los verdaderos creyentes son quienes creen en Alá y en Su Mensajero, y no dudan en contribuir con sus bienes o luchar por la causa de Alá. Ésos son los sinceros en la fe”. (El Sagrado Corán, 49:15)

 

6. DEFENDIENDO EL ISLAM Y LA COMUNIDAD:

Dios hace la siguiente declaración en el Corán:

“Se les permitió combatir [a los creyentes] porque fueron oprimidos, y en verdad, Alá tiene poder para socorrerles. Ellos fueron expulsados injustamente de sus hogares sólo por haber dicho: Nuestro Señor es Alá”… (El Sagrado Corán, 22:39-40)

El Corán permite el combate con el fin de defender la religión del Islam y los musulmanes. Este permiso incluye pelear en defensa propia para proteger a la familia y la propiedad. Los primeros musulmanes participaron en numerosas batallas contra sus enemigos, bajo la tutela del Profeta Muhammad (p) o sus representantes. Por ejemplo, cuando los paganos de Quraish trajeron ejércitos en contra del Profeta Muhammad (p), los musulmanes lucharon para defender su fe y su comunidad.

El Corán agrega:

“Y combatid por la causa de Alá a quienes os combatan, pero no seáis agresores; porque ciertamente Alá no ama a los agresores. … Combatidlos hasta que cese la sedición y triunfe la religión de Alá, pero si dejan de combatiros que no haya más enemistad, excepto con los agresores”. (El Sagrado Corán, 2:190, 193)

 

7. AYUDAR A LOS ALIADOS QUE NO SON MUSULMANES:

En el último período de la vida (p) del Profeta Muhammad, la tribu de Banu Juzaah se convirtió en su aliado. Vivían cerca de la Meca, que estaba bajo el dominio de los paganos de Quraish, la misma tribu del Profeta Muhammad (p). La tribu de Banu Bakr, un aliado de Quraish, con la ayuda de algunos elementos de Quraish, atacó a Banu Juzaah, quien invocó el tratado y exigió que el Profeta Muhammad (p) los defendiera y castigara a los Quraish. El Profeta Muhammad (p) organizó una campaña contra Quraish, dando como resultado la conquista de La Meca que se produjo sin ningún tipo de batalla.

 

8. REMOVER A PERSONAS TRAICIONERAS DEL PODER:

 

Dios ordena a los musulmanes en el Corán:

 

“Y cuando sepas de la traición de un pueblo [con el que hayas realizado un pacto de cese de hostilidades], hazles saber que rompes el pacto igual que ellos. Por cierto que Alá no ama a los traidores”.  (El Sagrado Corán, 8:58)

 

El Profeta Muhammad (p) emprendió una serie de campañas armadas para eliminar a personas traicioneras del poder y de sus alojamientos. Había entrado en pactos con varias tribus, sin embargo, algunas de ellas demostraron ser traicioneras. El Profeta Muhammad (p) lanzó campañas armadas contra estas tribus, derrotando y exiliándolas de Medina y sus alrededores.

 

9. LA DEFENSA A TRAVÉS DE ATAQUES PREVENTIVOS:

Naturalmente, es difícil movilizar a la gente para luchar cuando no ven invasores en su territorio; Sin embargo, los que tienen autoridad ven los peligros con anticipación y ofrecen liderazgo. El Mensajero de Dios, Muhammad (p), tenía la responsabilidad de proteger a su pueblo y la religión que él ayudaba a establecer en Arabia. Cada vez que recibía informes de inteligencia sobre enemigos cerca de sus fronteras llevaba a cabo ataques preventivos, quebraba sus fuerzas y los dispersaba. Dios ordenó a los musulmanes en el Corán:

“Se os prescribió el combate y éste os desagrada. Es posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros. Alá sabe y vosotros no sabéis”. (El Sagrado Corán, 2:216)

 

10. GANAR LA LIBERTAD DE INFORMAR, EDUCAR Y COMUNICAR EL MENSAJE DEL ISLAM EN UN AMBIENTE ABIERTO Y LIBRE:

Dios declara en el Corán:

“Te preguntan si es lícito combatir en los meses sagrados [Muharram, Rayab, Dhul Qa‘dah y Dhul Hiyyah]. Diles: Combatir en los meses sagrados es un gran pecado, pero apartar a los hombres del sendero de Alá, la incredulidad y expulsar a la gente de la Mezquita Sagrada es aún más grave para Alá. Y [sabed] que la sedición es peor que matar [en un mes sagrado]. No dejarán de combatiros, si pueden, hasta apartaros de vuestra religión”… (El Sagrado Corán, 2:217)

“Y si son oprimidos [por sus enemigos] se defienden”. (El Sagrado Corán, 42:39)

Para ganar esta libertad, el Profeta Muhammad (p) dijo:

“Luchen (yahidu) contra los infieles con sus manos y lenguas”. (Sajih Ibn Hiban, No. 4708)

La vida del Profeta Muhammad (p) estuvo repleta de luchas por lograr la libertad de informar y transmitir el mensaje del Islam. Durante su estancia en La Meca usó métodos no violentos y después del establecimiento de su gobierno en Medina, con el permiso de Dios, él utilizó el combate contra sus enemigos cuando era inevitable.

 

11. LIBERAR A LA GENTE DE LA TIRANÍA:

Dios advierte a los musulmanes en el Corán:

“¿Por qué no combatís por la causa de Alá?, Cuando hay hombres, mujeres y niños oprimidos que dicen: ¡Señor nuestro! Sálvanos de los habitantes opresores que hay en esta ciudad. Envíanos quien nos proteja y socorra”. (El Sagrado Corán, 4:75)

Una de las misiones del Profeta Muhammad (p) fue liberar a las personas de la tiranía y la explotación de los sistemas opresivos. Una vez libres, los individuos en la sociedad eran libres de escoger o rechazar el Islam. Los sucesores del Profeta Muhammad (p) seguían sus pasos y continuaron ayudando a la gente oprimida. Por ejemplo, tras las frecuentes llamadas del pueblo oprimido de España a los musulmanes en busca de ayuda, España fue liberada y sus gobernantes tiranos eliminados por las fuerzas musulmanas. Después de la conquista de Siria e Irak por los musulmanes, la población cristiana de Homs dijeron de los musulmanes: “Preferimos sus reglas y justicia mucho más que el estado de opresión y la tiranía bajo la cual hemos estado viviendo.”

Los gobernantes derrotados de Siria eran cristianos romanos, mientras Irak fue gobernado por persas zoroástricos.

¿QUÉ DEBEN HACER LOS MUSULMANES CUANDO SON VICTORIOSOS?

Los musulmanes deben eliminar la tiranía, la traición, la intolerancia y la ignorancia y lo reemplazarlas con la justicia y la equidad. Debemos proporcionar conocimiento veraz, y liberar a la gente de la esclavitud del “asociación-ismo” (el Shirk, o la adoración de múltiples dioses / el politeísmo), el prejuicio, la superstición y la mitología. Los musulmanes eliminan la inmoralidad, el miedo, el crimen, la explotación y los sustituyen con la moral, la paz y la educación. El Corán declara:

“Alá os ordena que restituyáis a sus dueños lo que se os haya confiado, y que cuando juzguéis entre los hombres lo hagáis con equidad. ¡Qué bueno es aquello a lo que Alá os exhorta! Alá es Omnioyente, Omnividente” (El Sagrado Corán, 4:58)

 

“¡Oh, creyentes! Sed firmes con [los preceptos de] Alá, dad testimonio con equidad, y que el rencor no os conduzca a obrar injustamente. Sed justos, porque de esta forma estaréis más cerca de ser piadosos. Y temed a Alá; Alá está bien informado de lo que hacéis”. (El Sagrado Corán, 5:8)

 

“Y en Nuestra creación hay quienes guían a los hombres con la Verdad, y acorde a ésta establecen la justicia entre ellos”. (El Sagrado Corán, 7:181)

 

“Alá ordena ser equitativo, benevolente y ayudar a los parientes cercanos. Y prohíbe la obscenidad, lo censurable y la opresión. Así os exhorta para que reflexionéis”. (El Sagrado Corán, 16:90)

 

“Aquellos que, si los afianzamos en la Tierra, practican la oración prescrita, pagan el Zakât , ordenan el bien y prohíben el mal. Y a Alá vuelven todos los asuntos”. (El Sagrado Corán, 22:41)

 

¿ACASO EL ISLAM SE EXTENDIÓ POR LA FUERZA, LAS ESPADAS O ARMAS DE FUEGO?

La respuesta inequívoca y enfática es ¡No! El Corán declara:

“No está permitido forzar a nadie a creer. La guía se ha diferenciado del desvío”. (El Sagrado Corán, 2:256)

Lo siguiente es un buen análisis de la cuestión de la expansión del Islam por un misionero cristiano, T.W. Arnold:

“”… De cualquier intento organizado para forzar la aceptación del Islam a la población no musulmana, o de cualquier persecución sistemática destinada a acabar con la religión cristiana, no escuchamos nada. Hubieran los califas elegido adoptar cualquier curso de acción, podrían haber eliminado el cristianismo tan fácilmente como los Reyes Católicos expulsaron el Islam de España, o Luis XIV hizo el protestantismo prohibido en Francia, o se mantuvieron fuera de Inglaterra a los judíos durante 350 años. Las Iglesias orientales en Asia fueron totalmente aisladas de la comunión con el resto de la cristiandad y nadie se habría molestado en levantar un dedo en su favor, como congregaciones heréticas. Así que la propia supervivencia de estas Iglesias hasta nuestros días es una fuerte prueba de la actitud generalmente tolerante de los gobiernos mahometanos hacia ellas”.

El Islam no enseña, ni los musulmanes desean, la conversión de las personas por miedo, codicia, matrimonio o cualquier otra forma de coerción.

 

En conclusión, el yihad en el Islam es esforzarse en el camino de Dios por la pluma, la lengua, la mano,  los medios de comunicación y, si es inevitable, por las armas. Sin embargo, el yihad en el Islam no incluye la lucha por el poder, ya sea individual o nacional, el dominio, la gloria, la riqueza, el prestigio o el orgullo.

 

REFERENCIAS:

Por el bien de la simplicidad y fáciles de lectura, pronombres masculinos se han utilizado en este folleto. No se pretende que sea una exclusión de las hembras.

Haykal, M. H., La vida de Muhammad, Tr. Ismail R. Faruqi, American Trust Publications, 1976, p. 132.

Haykal, pp. 216, 242, 299 y 414 para las batallas de Badr, Uhud, Al-Khandaq y Hunayn, respectivamente.

Haykal, p. 395 para la conquista de la Meca.

Haykal, pp. 245, 277, 311 y 326 para las campañas contra las tribus de a Banu Qaynuqa, a Banu Al-Nadir, a Banu Qurayzah y a Banu Lihyan, respectivamente. También, ven p. 283 para la batalla de Dhat Al-Riqa.

Haykal, pp. 284, 327, 366, 387, 393, 443 y 515 para las Batallas de Dawmat Al-Jandal, a Banu Al-Mustaliq, Khayber, Mu’tah, Dhat Al-Salasil, Tabuk y la Campaña de Usama Ibn Zayd , respectivamente.

Hitti, Philip K., Historia de los árabes, St. Martin Press, Nueva York, 1970, p. 153.

Arnold, Sir Thomas W., Las Predicación del Islam, una Historia de la Propagación de la Fe Musulmana, Westminister A. Constable & Co., London, 1896, p. 80.