En el Corán, Dios declara, “… en verdad que el más noble de vosotros ante Alá es el que más Le teme. Alá es Conocedor y está perfectamente informado” (49:13).
El Islam establece claramente que los hombres y las mujeres son iguales ante Dios. Al mismo tiempo, reconoce que no son idénticos. Dios creó a los hombres y a las mujeres con atributos fisiológicos y psicológicos distintos. En el Islam, estas diferencias se abrazan como componentes vitales para una sana estructura familiar y comunitaria, con cada uno aportando sus propios talentos a la sociedad.
Por lo tanto, las reglas de Dios se aplican a ambos géneros, pero de diversas maneras. Por ejemplo, a los hombres también se les requiere cubrir partes de sus cuerpos por el pudor, pero no en la misma manera que a las mujeres. Igualmente, los hombres son explícitamente prohibidos al usar la ropa de seda y los adornos de oro, mientras que las mujeres no tienen tales restricciones. Por eso, Dios ha establecido reglas diferentes para los hombres y las mujeres, prescribiendo al mismo tiempo que sean modestos.
El siguiente verso ordena la modestia tanto para los hombres como las mujeres:
“Diles a los creyentes [¡Oh, Muhammad!] que recaten sus miradas y se abstengan de cometer obscenidades [fornicación y adulterio], pues esto es más puro para ellos. Ciertamente Alá está bien informado de lo que hacen. Y diles a las creyentes que recaten sus miradas, se abstengan de cometer obscenidades, no muestren de sus adornos más de lo que está a simple vista [como lo que usan sobre el rostro, las manos y las vestimentas], cubran sus pechos con sus velos, sólo muestren sus encantos [más allá del rostro y las manos] a sus maridos, sus padres, los padres de sus maridos, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, los hijos de sus hermanos, los hijos de sus hermanas, las mujeres, sus esclavas, sus sirvientes que no tengan deseos sexuales, los niños que todavía no sienten atracción por el sexo femenino, y [diles también] que no golpeen con los pies al caminar para que no se escuche el sonido de sus ajorcas [y llamen la atención de los hombres]. Y pedid perdón a Allah por vuestros pecados ¡Oh, creyentes!, que así tendréis éxito [en esta vida y en la otra].” (El Corán, 24:30-31)
Para más información, consulte El Hiyab (La vestimenta islámica): Modestia, humildad, y dignidad