Por Saulat Pervez
Entre los profetas mutuamente venerados por el Islam y el judaísmo está la figura destacada de Moisés o Musa, la paz sea con él (p). Un descendiente de José, también conocido como Yusuf (p), Moisés jugó un papel definitivo en la restauración de la libertad de los hijos de Israel. Si bien se encontró con muchas victorias, también experimentó dificultades en su vida.
Además de tener al Profeta Moisés en alta estima, los musulmanes también consideran la Torá un libro divino:
Hemos revelado la Torá. En ella hay guía y luz. De acuerdo a ella, los Profetas que se sometieron a Alá emitían los juicios entre los judíos, [también lo hacían] los rabinos y juristas según lo que se les confió del Libro de Alá y del cual eran testigos. No temáis a los hombres, temedme a Mí; y no cambiéis Mis preceptos por un vil precio. Quienes no juzgan conforme a lo que Alá ha revelado, ésos son los incrédulos. (El Corán, 5:44)
Según la tradición judía, la Torá fue revelada a Moisés por Dios. Mientras que la Torá original no se ha conservado, gran cuidado se ha tomado para preservar los manuscritos restantes de la Torá por el pueblo judío. Se produjeron siglos atrás durante un tiempo cerca de la época de Moisés. A pesar de que los eruditos judíos consideran estos manuscritos como el texto que le fue revelado a Moisés, los musulmanes no creen que esta Torá es la original. Por otra parte, los musulmanes creen que el Corán reemplaza a la Torá ya que el Corán es la revelación final de Dios; como tal, es la guía definitiva.
El Corán, revelado por Dios, hace más de 1400 años al Profeta Muhammad (p) y conservado intacto desde entonces, regresa a la historia de Moisés una y otra vez, añadiendo a los detalles de sus experiencias y encuentros cada vez. En el proceso, el Corán confirma muchos de los aspectos presentes en la Torá, como también corrige otros, tales como la exoneración de Aarón y Moisés, entre otros puntos de menor importancia.
Su infancia
De acuerdo con la opinión judía, el Corán cuenta que cuando el Profeta Moisés (p) nació en Egipto, su vida estaba en gran peligro ya que el Faraón estaba persiguiendo a los israelitas.
Por cierto que el Faraón fue un tirano en la Tierra. Dividió a sus habitantes en clases y esclavizó a un grupo de ellos [los Hijos de Israel}, degollando a sus hijos varones y dejando con vida a las mujeres; por cierto que fue un corruptor. (28:4)
Por lo tanto, la madre de Moisés estaba muy preocupada por el destino de su hijo; entonces el Corán especifica que Dios la inspiró a tomar una medida drástica:
Inspiramos a la madre de Moisés [y le dijimos]: Amamántalo, y cuando temas por él déjalo [en un cesto de mimbre] en el río. Y no temas ni te entristezcas, porque ciertamente te lo devolveremos y haremos de él un Mensajero. (28:7)
La hermana de Moisés se escondió y vigiló a su hermano durante su travesía en el río. Mientras que la Torá alega que la hija del faraón adoptó a Moisés, el Corán afirma que de hecho fue la esposa del Faraón quien insistió en que lo adoptaran.
La mujer del Faraón dijo: [Este niño] Será mi alegría y la tuya, no le matéis. Puede que nos beneficie. ¡Adoptémoslo! Y ellos no presentían [que él sería su destrucción]. (28:9)
Cuando Moisés (p) tenía hambre, se negó ser alimentado por ninguna de las nodrizas que le ofrecían. A este punto, la hermana de Moisés, haciéndose pasar por una espectadora sugirió que podría traer a alguien que pudiera tener éxito en alimentarlo; sin que sus rescatadores se dieran cuenta, ella trajo a su propia madre, un punto mencionado en el Éxodo de la Torá también. Por supuesto, Moisés se alimentó fácilmente de ella y así fueron reunidos.
Y así se lo devolvimos a su madre como nodriza para que se alegrara y no se entristeciera demasiado por la separación, y para que supiera que lo que Alá promete se cumple; pero la mayoría [de los hombres] lo ignoran. (28:13)
La madurez
Moisés se crio en la casa de Faraón y fue bien informado de los asuntos del Estado. Cuando llegó a la madurez, una vez intervino en una pelea entre un israelita y un egipcio, matando a este último de forma inadvertida. El Corán menciona que la culpa lo consumía y le pidió a Dios que lo perdone; temiendo por su vida, huyó y emigró a Madian, donde encontró refugio en un hogar al casarse con una de las hijas y servir a su padre (ver 28:14-28).
Después de algún tiempo, Moisés regresó a Egipto con su familia. En el camino, cerca del Monte Tur, vio un fuego, y él se dirigió hacia él.
Cuando llegó hasta el fuego sintió un llamado que provenía en dirección de un árbol que se encontraba en la ladera derecha del valle, en un lugar bandito: ¡Oh Moisés! Yo soy Alá, el Señor del Universo…” (28:30)
Este fue el comienzo de la misión profética de Moisés, como también narrada en la Torá. Según el Corán, con la ayuda de su hermano, Aarón (Harun), Moisés tenía una doble tarea: liberar a los israelitas de la crueldad de Faraón y advertir a los egipcios que abandonaran sus costumbres impías abrazando la adoración del Único Dios. A pesar de que Moisés había mostrado claros signos de Dios (28:31-32), el faraón lo acusó de brujería y lo persiguió a él y a sus seguidores.
Moisés mostró su inquebrantable fe en Dios cuando él llevó a sus seguidores hasta el Mar Rojo – El ejército de Faraón estaba detrás de ellos, y el mar abierto por delante:
Y cuando los dos grupos se divisaron, los seguidores de Moisés exclamaron: ¡Seremos alcanzados! Dijo [Moisés]: ¡No, no nos alcanzarán! Pues mi Señor está conmigo, y Él me indicará [qué hacer para salvarnos]. Y le ordenamos a Moisés: Golpea el mar con tu vara. Y entonces, el mar se dividió en dos, y cada parte del mar semejaba a una enorme montaña. Luego hicimos que los enemigos [el Faraón y su ejército] les siguieran, y fue entonces cuando salvamos a Moisés y a todos los que estaban con él, y ahogamos al Faraón y su ejército. En esto hay un signo, pero la mayoría de los hombres no creen. Y ciertamente tu Señor es Poderoso, Misericordioso. (26:61-68)
Cuando llego la hora de la retribución, Dios no solo causo que el Faraón y su ejército se ahogara, sino que también elevó el estatus de los Israelitas.
Y dimos a los Hijos de Israel, luego de haber sido humillados, las tierras que bendijimos al este y al oeste [de Egipto]; y se cumplió la promesa de tu Señor con los Hijos de Israel por haber sido pacientes, y destruimos cuanto habían construido el Faraón y su pueblo. (7:137)
En el Corán, Dios dice que hablo directamente con Moisés, pero cuando este pidió verlo, Dios reflejó Su gloria sobre una montaña convirtiéndola en polvo, provocando que Moisés se desmaye (7:143). Durante un período de cuarenta noches, Dios le reveló el conocimiento religioso a Moisés y lo eligió para continuar dirigiendo a su pueblo.
Y escribimos en las tablas preceptos y los aclaramos detalladamente para que reflexionen. Aférrate a ellos y ordena a tu pueblo que siga todo lo bueno que hay en ellas [las tablas]… (7:145)
Moisés y los Israelitas
Cuando Moisés regresó a su pueblo, sin embargo, habían comenzado a adorar a un becerro. En este momento la Torá incrimina a Aarón como uno de los que adoraron al becerro. Sin embargo, el Corán exonera a Aarón (p) cuando Moisés lo acusa, en el siguiente verso:
…Entonces [su hermano, Aarón] le dijo: ¡Oh, hermano mío! Ciertamente nuestro pueblo me menospreció [cuando les exhorté] y por poco me matan. No permitas que los enemigos se regocijen con esta situación y no me consideres uno de los inicuos. (7:150)
Moisés entonces le pidió perdón a Dios por él y por su hermano. Así comenzó una serie de eventos en los que Moisés (p) guiaba en repetidas ocasiones a los Hijos de Israel hacia la adoración de un Dios mientras soportaba sus quejas y burlas.
Y [recuerda ¡Oh Muhammad!] cuando Moisés dijo a su pueblo: ¡Oh pueblo mío! ¿Por qué me maltratáis sabiendo que soy el Mensajero de Alá enviado a vosotros? (61:5)
Dios siguió bendiciendo a los israelitas concediéndoles muchos favores, así como infligiendo castigos sobre ellos por su desobediencia. Ambos se detallan en gran medida en el segundo capítulo del Corán, La Vaca.
Cuando llegó el tiempo para que puedan entrar en Canaán, los hijos de Israel se rebelaron contra Moisés y contra el mandato de Dios. Al contar esta historia, el Corán cuenta acerca de la impotencia de Moisés sobre su propio pueblo:
Dijo: ¡Señor mío! Sólo tengo control de mis actos y autoridad sobre mi hermano, apártanos pues, de los extraviados. (5:25)
A pesar de todas sus pruebas y dificultades, Moisés y Aarón, que la paz sea con ellos, continuaban a someterse completamente a la voluntad de Dios. En verdad que Dios libra a Moisés y a Aarón de toda culpa en el Corán y los presenta como Sus siervos agradecidos.
Finalmente, las muchas similitudes entre las historias de Moisés en la Torá y el Corán revelan los lazos ancestrales comunes de las dos religiones. Así como Muhammad (p) invitó a los árabes paganos a adorar al único Dios, Moisés también se mantuvo dirigiendo a su pueblo hacia el monoteísmo. El Corán, que se ha conservado a lo largo de los siglos, contrasta con la Torá al corregir las ideas erróneas que se han desarrollado históricamente acerca de Moisés. Como tal, Dios eleva a Moisés a una posición de honor en el Corán (33:69), liberándolo de toda culpa por las acciones de su pueblo.