Cuando los primeros seguidores del Mensajero de Alá, que la paz y bendiciones de Allah estén con él, estaban sufriendo persecución, siendo humillados y hasta torturados por sus propios parientes, Alá abrió el camino para que emigraran a la ciudad de Yathrib.

El Profeta Muhammad, que la paz esté con él, se reunió con una delegación de 12 creyentes de la ciudad conocida ahora como Medina en el Monte Aqabah en las afueras de la Meca quienes le ofrecieron un compromiso de lealtad. Le aseguraron al Profeta que protegerían a los nuevos musulmanes de cualquier daño de la misma manera que protegerían a sus propias esposas e hijos y que si alguna gente alzara sus espadas contra ellos, estarían listos para defenderlos. Después de este pacto, el Profeta les permitió a sus seguidores, los Mujayirin o emigrantes, a escapar a Medina, y cuando casi todos se fueron, entonces él también emigró.

La próxima vez que los vea, muéstreles su amor y apoyo, pregúnteles si necesitan ayuda, invíteles a su hogar, pregúnteles acerca de sus familias y sus hijos, y comparta su conocimiento con ellos sin esperar nada a cambio, excepto ganar la complacencia de Alá
El Profeta Muhammad, que la paz esté con él, se reunió con una delegación de 12 creyentes de la ciudad conocida ahora como Medina en el Monte Aqabah en las afueras de la Meca quienes le ofrecieron un compromiso de lealtad. Le aseguraron al Profeta que protegerían a los nuevos musulmanes de cualquier daño de la misma manera que protegerían a sus propias esposas e hijos y que si alguna gente alzara sus espadas contra ellos, estarían listos para defenderlos. Después de este pacto, el Profeta les permitió a sus seguidores, los Mujayirin o emigrantes, a escapar a Medina, y cuando casi todos se fueron, entonces él también emigró.

Los Mujayirin fueron los primeros en convertirse al Islam, y debido a su fe en el Profeta, que la paz esté con él, sufrieron bastante, a veces a manos de sus familiares. Por lo tanto, después de la Hégira, el Profeta estableció lazos de hermandad entre ellos y los musulmanes de Medina, que llegaron a ser conocidos como los Ansar, o los “ayudantes”. Los Ansar proporcionaron refugio, hospitalidad y protección, incluso ofreciendo compartir la mitad de sus riquezas y posesiones con sus nuevos hermanos en la fe. Alá menciona su generosidad en el Corán:

“Los que han creído, emigrado y luchado con sus bienes y sus personas en el camino de Alá, así como los que han dado asilo y socorro, ésos son los aliados unos de otros”. (Al-Anfal 8:72)

Se puede hacer una comparación de los Mujayirin de esa época con los nuevos conversos de hoy en que ellos similarmente han embarcado en un camino de fe y muchos se han enfrentado a numerosas dificultades y críticas de sus propias familias por la decisión. La conversión es un tiempo de prueba, cuando los nuevos musulmanes están luchando para aprender e implementar los principios básicos de su fe, mientras tratan de explicar sus acciones a sus padres, familias, amistades, compañeros de trabajo y clases, etc., y Shaitan está ocupado intentando desviarlos del camino.

Durante esta transición, nuevos musulmanes necesitan ayuda de sus “Ansar”, o aquellos que han nacido y se han criado en el Din, que tienen la ventaja de tener la oportunidad de vivir el Islam desde una temprana edad. Los “nacidos musulmanes”, como se les llaman, tienen la responsabilidad de acoger a sus nuevos hermanos y hermanas, proporcionar la cordialidad y hospitalidad para ellos, educarlos, y refugiarlos de cualquier daño que reciban de los que se oponen y abusan de ellos, como los Ansar de Medina hicieron por los Muhayirin de la Meca, ganándoles un alto estatus con Alá, subjanaju wa ta a’la.

A menudo, la única vez que los nuevos musulmanes reciben un abrazo de amabilidad es cuando proclaman el testimonio de fe, pero luego son abandonados a luchar solos, cuando ellos ni siquiera saben cómo hacer la ablución o rezar, o los principios básicos del Islam, y mucho menos cómo leer el Corán o pronunciar las letras árabes. Muchos se quedan solos para celebrar durante las fiestas de Eid, y algunos se sienten fuera de lugar al entrar en las mezquitas porque incluso no se encuentran ni con una sonrisa de sus hermanos y hermanas.

Esta edición de la revista El Mensaje Internacional destaca quién es quién en el dawah en español y dispone de las narraciones de algunos de los latinos que han abrazado el Islam. Mientras lee estas historias de conversión inspiradoras, por favor recuerde a todos nuestros nuevos hermanos y hermanas en la fe. La próxima vez que los vea, muéstreles su amor y apoyo, pregúnteles si necesitan ayuda, invíteles a su hogar, pregúnteles acerca de sus familias y sus hijos, y comparta su conocimiento con ellos sin esperar nada a cambio, excepto ganar la complacencia de Alá. Puede ser que si se enteran de algún bien a través de usted, Dios le recompensará cada vez que lo pongan en práctica. El Mensajero de Alá, que la paz esté con él, dijo: “El que llama a la guía tendrá una recompensa similar a la de aquellos que la sigan, sin que la recompensa de cualquiera de ellos se disminuya en absoluto.” (Sajih Muslim: 2674)

Que Alá haga nuestros caracteres e iman igual como los de los Mujayirin y los Ansar, que fortalezca nuestros lazos de hermandad como los de los Mujayirin y los Ansar, y que Él se complazca con nosotros como está complacido con ellos. Amen.