Por Saulat Pervez

Cuando el Profeta Muhammad, la paz sea con él, comenzó a recibir revelaciones de Dios en 610 A.D., poco sabía que eran las piezas fundamentales para la formación de un futuro estado que se refinó poco a poco durante los siguientes 23 años. Con sus leyes divinamente ordenadas, un plan para lograr el equilibrio en la sociedad, y el sentido individual y mutuo de responsabilidad, este “modo de vida” llamado el islam, fue presentado al pueblo a través del Profeta Muhammad, la paz sea con él.

Estas revelaciones no solamente representan el libro sagrado de los musulmanes, el Corán, sino también la base de la Sharia, la ley islámica. La Sharia, se traduce literalmente como un camino que lleva hasta una fuente de agua; en sentido figurado, se refiere a un camino claro y recto. Se trata de una colección de leyes derivadas principalmente del Corán y del ejemplo del Profeta Muhammad, junto con reglas interpretativas, análogas y / o por consenso en los casos donde no se puede buscar evidencia de las fuentes primarias.

Las leyes que están presentes en el Corán son obligatorias para los musulmanes e incluyen la prohibición del consumo de alcohol y los juegos de azar y establecen castigos para delitos tan graves como el adulterio y el robo. Debido a su origen divino – transmitidas directamente al Profeta Muhammad, la paz sea con él, a través del Arcángel Gabriel – estas leyes se consideran eternas y perfectas, orientadas al éxito, el bienestar y la paz de los seres humanos en este mundo y en el más allá.

 

La Sharia: Un compromiso con la justicia

Aunque muchas personas, tanto musulmanas como no musulmanas, se oponen vocalmente y vehementemente a la ley de la Sharia, prefiriendo los sistemas legales occidentales, este desencanto tiende a derivar de una comprensión poco clara de la Sharia o de casos de abuso de justicia en el nombre de la Sharia. De hecho, el establecimiento y la internalización de la justicia es el principal objetivo de la Sharia. El Corán dice, “Hicimos de vosotros una comunidad moderada y justa, a fin de que fuerais testigos ante la humanidad [de la llegada de los Profetas anteriores], y fuera el Mensajero vuestro testigo”. (2:143)

Además, Dios manda a sus creyentes: “¡Oh, creyentes! Sed realmente equitativos cuando deis testimonio por Allah, aunque sea en contra de vosotros mismos, de vuestros padres o parientes cercanos, sea [el acusado] rico o pobre; Allah está por encima de ellos. No sigáis las pasiones y seáis injustos. Si dais falso testimonio o rechazáis prestar testimonio [ocultando la verdad] sabed que Allah está bien informado de cuánto hacéis”. (4:135)

Este énfasis en la perfección de la justicia no se introdujo con el islam. En el capítulo 57, versículo 25, Dios recuerda a la humanidad el hecho de que un código similar fue traído por cada Mensajero anterior para que “la humanidad pueda mantener la justicia”. Por lo tanto, no es de extrañar que el Código de Hammurabi y la Ley de Moisés también Contienen leyes retributivas, similares al famoso “ojo por ojo, diente por diente”. El islam, sin embargo, agrega el siguiente corolario a esa retribución: Es mejor perdonar.

Hoy en día, estas leyes son consideradas por la mayoría de la gente como medievales, bárbaras y primitivas. La Sharia, asimismo, se asocia con ejecuciones, desmembramientos y matanzas de honor. Sin embargo, aceptar una imagen tan generalizada de un sistema jurídico intensamente complejo no es sólo un mal servicio a las leyes divinamente ordenadas, sino también al propio sentido de integridad. Aquí está un intento de disipar algunos de los mitos predominantes y aclarar el asunto.

 

La ley de la Sharia & el derecho común
Similitudes Diferencias
Ambos se comprometen a facilitar valores básicos como la libertad, los derechos humanos, la justicia y la igualdad  La Sharia tiene sus raíces en las escrituras divinas mientras el  derecho común fue fundado por el ser humano
La consulta y la participación en el proceso de tomar decisiones (shura) es común en ambas leyes  Ciertas leyes y restricciones son intemporales bajo la Sharia  (por ejemplo, la prohibición del alcohol), mientras que las leyes  y enmiendas pueden cambiar a voluntad dentro de una  democracia (por ejemplo, la ratificación de la Ley Nacional de  Prohibición en Estados Unidos en 1919 y su rechazo oficial en  1933)
La Sharia y el derecho común defienden el establecimiento de un gobierno federal, la declaración de libertad de religión, la abolición de la culpabilidad por asociación, el derecho a la intimidad y asuntos tales como la defensa común y el establecimiento de la paz La Sharia abarca todas las áreas de la vida, tales como leyes dietéticas, código de vestimenta, finanzas y aspectos sociales. Por otra parte, el derecho común deja cuestiones como las consideraciones dietéticas, las relaciones entre los adultos que consienten, el código de vestimenta y las opciones económicas a las preferencias de los individuos

 

La Sharia: Disipando los mitos

La Sharia consiste en castigos hadd y castigos tazir. Los crímenes hadd sobrepasan los límites establecidos por Dios mientras que los delitos tazir son cometidos contra la sociedad. Los siguientes crímenes han sido mencionados en el Corán: el asesinato, la apostasía del islam, el robo, el adulterio, la difamación, el robo y el consumo de alcohol. Los delitos tazir comunes incluyen el soborno, la venta de productos contaminados o defectuosos, la traición, la usura, la venta de imágenes obscenas, etc.

Mientras que los castigos hadd han sido fijados en el Corán (como el asesinato retributivo por asesinato y el corte de una extremidad por robo) hay muchas salvaguardias que son importantes mencionar. Para que cualquier castigo ocurra realmente, la prueba debe ser proporcionada, junto con una confesión del crimen o testigos que atestiguan contra el criminal. Si alguno de estos no está suficientemente claro, la ley islámica requiere que el crimen hadd sea tratado como un crimen tazir. (Algunas de las penas tazir incluyen consejería, multas, flagelación, confinamiento, etc.)

Del mismo modo, si un ladrón pudiera demostrar que robó por necesidad, entonces la sociedad musulmana sería culpable y obligada a satisfacer esa necesidad y no habría ningún castigo hadd. Igualmente, para ser castigados por adulterio, cuatro personas tendrían que ser testigos de la pareja realizando el acto físico. Un castigo retributivo puede ser evitado si la parte agraviada está dispuesta a aceptar dinero de sangre o a perdonar, lo que siempre se considera el camino más noble en el islam. De hecho, perdonar cuando uno tiene el derecho de vengarse es la máxima demostración de misericordia, y Dios nos recuerda una y otra vez en el Corán que mientras Él es Justo, Él también es Misericordioso.

Los matrimonios forzados y los asesinatos de honor no son sancionados en absoluto en el islam. Las muertes causadas como resultado de emociones equivocadas deben ser tratadas por los tribunales como asesinatos. La violación es un delito grave que se castiga con la muerte, penaliza al violador y exonera a la mujer violada, tratándola como víctima, no como cómplice. Un ejemplo de la época del Profeta Muhammad, la paz sea con él, dice:

Wail bin Hujr dijo que durante la vida del Profeta Muhamamd, la paz sea con él, [salió de su casa] con la intención de asistir a la oración comunitaria [en la mezquita] cuando un hombre la agarró y tuvo relaciones sexuales con ella, mientras ella gritaba [pidiendo auxilio]. El hombre huyó, y ella le contó lo sucedido a un hombre. Un grupo de los inmigrantes supieron del incidente y corrieron tras el hombre, hasta capturarlo a quien pensaban que era, y lo llevaron ante ella. Ella lo identificó como el culpable. Llevaron al hombre (y a la mujer) al Profeta Muhammad, la paz sea con él, y le preguntaron al hombre,  “¿Quién fue el que le hizo esto a ella?” El hombre confesó, diciendo, “Yo soy el culpable, o Mensajero de Dios”. El Profeta Muhammad, la paz sea con él, le dijo a la mujer, “Puedes irte, pues Alá te ha perdonado”. Y le dijo al hombre, “Tus palabras son sinceras”. Así que dijo acerca del hombre que había cometido el crimen (la violación), “Apedreadlo”. Y añadió, “Este hombre se ha arrepentido con un arrepentimiento (tan sincero) que, si la gente de Medina lo haría, Alá lo aceptaría de todos ellos”. (Abu Dawud, At-Tirmidhi).

En cuanto a la lapidación, Ruqayyah Waris Maqsood, autora musulmana británica, explica: “El método islámico correcto de lapidación de acuerdo con la Sharia era similar al método aconsejado por los fariseos en el tiempo de Jesús – la persona era atada en una posición fija y una piedra o una roca que se necesitaban dos hombres para levantar (es decir, era más pesado de lo que un hombre podía levantar solo) debía caer sobre la cabeza para aplastarla – no era tener a alguien atado a un poste para arrojarle piedras, aunque esto se ha hecho en algunas culturas. La cuestión era que, si alguien realmente tenía que ser ejecutado, debía hacerse con rapidez, con la menor tortura posible y, por lo general, públicamente para que ninguna persona vengativa pudiera hacer más cosas desagradables y salirse con la suya “.

Las mujeres musulmanas pueden buscar el divorcio por motivos tales como abuso físico o mental, adulterio, abandono, etc. Alternativamente, pueden exigir el divorcio sin ninguna razón específica. Con respecto a la custodia de los hijos, la Sharia permite a los padres decidir con quién se quedarán los niños; si están en desacuerdo, pueden permitir que los tribunales decidan por ellos. Esencialmente, sin embargo, las madres son preferidas como las principales cuidadoras de los hijos pequeños, y los padres están obligados a proporcionar el mantenimiento de los niños.

Cuando se trata de la herencia, la parte de la mujer es la mitad de lo que le toca a un hombre, pero se debe a que ella no tiene obligación de hacer ninguna contribución financiera a la familia, incluso si ella gana; su dinero es suyo para mantener porque su marido, padre o hermano están obligados a proveer para ella. A menudo se afirma que el testimonio de una mujer es la mitad de un hombre – la mayoría de los eruditos ven el versículo del Corán [2:282] que lo menciona en el contexto en el que ocurre; es decir, el testimonio es con respecto a las transacciones financieras. Jamal Badawi, profesor de la Universidad Santa María de Halifax, Nueva Escocia, Canadá, explica que este versículo no puede tomarse como una decisión general porque en otra instancia [24:6-9] no se menciona tal excepción.

Los no musulmanes bajo la Sharia están protegidos siempre y cuando paguen el impuesto anual, llamado jizya; se trata de una cantidad nominal que les garantiza libertad y protección. Sus casas de culto están seguras bajo el dominio islámico y son libres de adorar su religión; en otras palabras, la Sharia no aplica ninguna presión sobre ellos para cambiar su religión existente al islam. Sin embargo, los no musulmanes pueden aceptar voluntariamente el islam. Los diversos bolsillos de minorías que continúan existiendo en los países musulmanes son testimonios suficientes contra las teorías que alegan las conversiones forzadas y la persecución de los no musulmanes.

Desafortunadamente, en ciertos casos, los países musulmanes han usado las leyes de la Sharia como una herramienta para la injusticia; sin embargo, eso no descarta el hecho de que las leyes de la Sharia fueron enviadas por Dios para establecer la justicia en la tierra. Las leyes originales de Dios y Su intención permanecen libres de los errores humanos. Al mismo tiempo, personas influyentes en el Occidente están reconociendo el valor de la Sharia y el derecho de los musulmanes a tener una opción en las disputas legales relativas a la familia y las finanzas, como el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, la ex fiscal general de Ontario Marion Boyd y Harold Koh, el Asesor Jurídico del Departamento del Estado bajo la administración de Obama.

La Sharia: Su Esencia

Khurram Murad, el difunto Director General de la Fundación Islámica, Leicester, Reino Unido, explicó que hay tres temas principales en la Sharia: el individuo, la sociedad y la familia. El individuo ha recibido un libre albedrío, un sentido moral y el conocimiento del bien y del mal; ahora le toca a él o ella realizar su potencial. Mientras tanto, la vida, la persona, la libertad, las posesiones y el honor del individuo son sagrados e inviolables. Cualquiera que transgrede contra ellos está sujeto a un castigo, dependiendo del delito cometido. Se esperan niveles similares de justicia del individuo, si comete el delito o es cómplice.

El individuo debe asumir la responsabilidad de su acción, por eso la confesión es tan importante en la Sharia. Y los duros castigos proporcionados al crimen (ya sea hadd o tazir) sirven como un elemento de disuasión definitiva, específicamente, para el criminal y sus acciones futuras y, en general, para el público. De hecho, debido a que los castigos hadd son ya conocidos, su severidad es una medida preventiva contra la anarquía.

Al fin y al cabo, es la sociedad más grande la que está en juego. “El orden social y el bien individual deben estar juntos – fusionados y armoniosos, cooperando y asistiendo, interdependientes y en equilibrio”, escribió Khurram Murad. Más aún, describió la familia como la “cuna del individuo y la piedra angular de la sociedad”. De hecho, la sharía da mayor importancia a las tres “instituciones” de la vida, volviendo una y otra vez tanto a la rendición de cuentas como a la inviolabilidad del ser humano – porque un crimen es esencialmente un acto de injusticia contra uno mismo, un pecado contra Dios.

Dios desea que nosotros interioricemos Su concepto de justicia para que no alteremos el equilibrio de la sociedad. La hora de rendir cuentas con Dios tendrá lugar en el Día del Juicio, pero nuestra responsabilidad hacia los miembros agraviados de la sociedad es aquí y ahora. Mientras algunas personas pueden seguir considerando tales castigos como muy severos, los musulmanes creen que son divinamente ordenados por el Creador para el bien de Su creación.

La Palabra de tu Señor [el Corán] es completamente cierta y justa. Nadie puede alterar la Palabra de Alá, Él es Omnioyente, Omnisciente”. [El Corán, 6:115]

Notas relevantes

Cuando la gente de su tribu buscaba el perdón de una mujer rica que fue condenada por robo, el Profeta Muhammad les respondió de la siguiente manera: “Oh pueblo, los que ya se han ido antes de ustedes fueron destruidos porque cuando alguien de alto rango entre ellos robaba, lo perdonaban; y si alguien de bajo rango cometía un robo, lo castigaban de la manera prescrita. Por Alá, si Fátima, hija de Muhammad, robara, yo me aseguraría de que le cortaran la mano. “

Omar, el segundo califa del islam, fue reconocido por su justicia. Cualquier persona podía fácilmente acercarse a él con una pregunta o una queja. Él también solía caminar por su ciudad durante las noches en la oscuridad para guardar el bienestar de sus ciudadanos. Una vez, cuando trató de poner un límite en el regalo de matrimonio dado a las mujeres al casarse, una mujer se levantó y protestó, usando un verso coránico como apoyo. Reconociendo su error, él respondió: “La mujer tiene razón y Omar está equivocado”.

Cuando el tercer califa, Uthman, demandó a un sujeto judío en la corte por robar su escudo, el califa perdió el caso porque el juez rechazó los testimonios de sus dos hijos como insuficientes debido a su relación directa con él.