En los diálogos sobre Jesucristo el Mesías
Por Shabir Ally
Las similitudes
Jesús es uno de los más grandes personajes que jamás haya caminado sobre la tierra. Dos religiones del mundo lo tienen en alta estima. El Islam afirma que él es el Mesías, mensajero de Dios, Profeta y siervo piadoso. El cristianismo le atribuye estos títulos y aún más. Algunos cristianos creen que Jesús es Dios o el segundo dentro de una santa trinidad. Algunos piensan que es el hijo de Dios. Algunos toman este título en el sentido de que él es el hijo Divino de Dios. Otros piensan que “Hijo de Dios” es un título que puede referirse a una persona que está especialmente favorecida por Dios; y que se refiere a Jesús más aún porque fue favorecido por Dios a un nivel significativo.
Por lo tanto, la creencia en Jesús es un elemento de la fe que es común en el cristianismo y el Islam, a pesar de que las dos religiones creen en él de diferentes maneras. Ambas religiones tienen a Jesús en alta estima. Los musulmanes y los cristianos creen que Jesús entró al mundo milagrosamente; que hizo hechos poderosos en la tierra; que se fue de esta tierra en una forma misteriosa; y que su segunda llegada será espectacular. Su nacimiento milagroso es clamado por los cristianos como la concepción virginal, como se menciona en los Evangelios de Mateo y Lucas. La historia coránica de Jesús que se encuentra en los capítulos 3 y 19 tiene muchos elementos en común con el Evangelio de Lucas, que conduce a la interpretación común y la creencia de los musulmanes en la concepción virginal también.
Las poderosas obras de Jesús, especialmente durante los últimos años de su ministerio, se detallan en los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento. Asimismo, el Corán nos informa que Dios apoyó a Jesús con el Espíritu Santo y que Jesús sanó al leproso, curó a los ciegos, y hasta resucitó a los muertos, todos con el permiso de Dios.
Según los Evangelios, la salida de Jesús del mundo fue desde un principio un misterio para sus discípulos. Pero los Evangelios de Mateo, Lucas y Juan muestran que Jesús luego apareció ante sus discípulos y confirmó para ellos que Dios lo había elevado con vida al cielo. El Corán, sin descripción detallada del evento de la ascensión, confirma para los musulmanes que “Dios lo exaltó hacia Sí” (El Corán, 4: 157). La creencia que Jesús está vivo con Dios, entonces, es igual para los musulmanes y los cristianos.
Los musulmanes también generalmente creen que Jesús volverá a la tierra antes del Día del Juicio. Esta creencia no se establece claramente en el Corán aunque dos versos (4:158 y 43:61) se han interpretado como posibles referencias a este evento. Esta creencia es, sin embargo, declarada en muchos dichos atribuidos al Profeta Muhammad y que se encuentran en las colecciones más auténticas de sus enseñanzas.
En resumen, los musulmanes y los cristianos comparten una reverencia común para Jesús, y esto puede servir como un punto de referencia para un diálogo con fines de conducir hacia la comprensión mutua, la tolerancia y el respeto.
Las diferencias
Centrándose en nuestros puntos en común, sin embargo, no debe impedirnos ser honestos acerca de nuestras diferencias, porque sólo en la comprensión de nuestras diferencias podemos verdaderamente entendernos unos a otros.
Una de las áreas de diferencia está en la autoridad de las escrituras sagradas que resuelven las preguntas para los musulmanes y los cristianos. Para los cristianos la Biblia es la palabra de Dios. Algunos cristianos añaden que la Biblia es la palabra de Dios y la palabra del hombre—que es a través de la palabra del hombre que está mediada la palabra de Dios. Muchos cristianos creen que los autores de la Biblia fueron básicamente libres de escribir de acuerdo a sus conocimientos y experiencias, y que Dios controló el proceso de tal manera que el resultado es, de hecho, Su Palabra sin dejar de ser las palabras de los autores humanos. Algunos cristianos creen que el proceso por el cual Dios inspiró las escrituras que componen la Biblia garantiza su infalibilidad. Otros creen que la Biblia está libre de error sólo en aquellos asuntos en los que la salvación humana depende.
En teoría, los musulmanes creen que cualquier revelación de Dios debe ser aceptada. Así, ellos creen en los profetas bíblicos, especialmente a medida que se presentan en el Corán. El Corán mismo menciona que algunas partes de la Biblia son basadas en las revelaciones de las escrituras de Dios. De esta manera el Corán menciona la Torá de Moisés, los Salmos de David y el Evangelio de Jesús. Pero los musulmanes no ven ninguna razón por creer que la Biblia es la revelación final de Dios. Ellos creen que después del Antiguo y el Nuevo Testamento Dios reveló un testamento final: el Corán. Para los musulmanes, por lo tanto, la autoridad máxima es el propio Corán. Ellos opinan que es la revelación final de Dios que confirma la verdad de las escrituras anteriores y sin embargo actúa como un control de calidad para las escrituras anteriores (El Corán, 5:48).
Por lo tanto, en principio, los musulmanes aceptan como revelación divina aquellas partes de la Biblia que están de acuerdo con el Corán. Ellos dudan, sin embargo, sobre las partes que están en desacuerdo. Para ellos, si los versículos se refieren a las prácticas de la fe, y no concuerdan con lo que dice el Corán al respecto, entonces las prácticas coránicas derogan lo viejo y siguen lo nuevo. Si las diferencias son una cuestión de historia o teología, los musulmanes pueden considerar estos debido a algo perdido en la traducción o la transmisión de la Biblia a través del tiempo. A menudo, en los diálogos musulmanes señalan algunos versos que se observan en muchas Biblias modernas como habiendo sido cambiados con el tiempo. Un ejemplo de esto es la Primera Epístola de Juan (1 Juan), capítulo 5, versículo 7, que solía decir: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” (1 Juan 5: 7). Estas palabras, sin embargo, han sido retiradas del verso en la mayoría de las versiones modernas porque los eruditos bíblicos han descubierto que son ausentes de los manuscritos más antiguos y más confiables de la Primera Epístola de Juan.
Debido a que los musulmanes y los cristianos aceptan diferentes autoridades de las escrituras, se puede esperar que llegaran a diferentes conclusiones acerca de la creencia. Esto es la razón que los musulmanes no creen que Jesús murió en la cruz como se muestra en los Evangelios. El Corán no describe en detalle lo ocurrido, pero insiste en que los enemigos de Jesús no lograron matarlo. En respuesta a quienes decían: “Hemos matado al Ungido Jesús, hijo de María, el enviado de Dios”, el Corán dice:
“Sin embargo, no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció [que había ocurrido] así y, en verdad, quienes discrepan acerca de esto están ciertamente confusos, carecen de [verdadero] conocimiento de ello y siguen meras conjeturas. Pues, con toda certeza, no le mataron sino al contrario, Dios lo exaltó hacia Sí –y Dios es en verdad Poderoso, Sabio.” (El Corán, 4:157).
El Corán no dice específicamente cómo Jesús logró escapar el complot de sus oponentes. Pero los musulmanes creen que el Corán, aunque muy breve, da el punto de vista de Dios sobre la historia de Jesús.
Pero el punto principal de diferencia sobre la cuestión de la crucifixión de Jesús es acerca del propósito de su supuesta muerte. Para los cristianos, su muerte no fue simplemente causada por los pecadores, sino por la causa de los pecadores. Jesús dio su vida por los pecados de muchos, o, en una visión alternativa, para todas las personas. Hay varias maneras de explicar la eficacia de la muerte de Jesús. Algunos creen que Dios acepta la muerte de Jesús como un sustituto para los pecadores que se les perdonaron sus penas merecidas. Otros creen que la muerte de Jesús aplaca la ira de Dios e hizo posible que las personas sean perdonadas.
Los musulmanes, sin embargo, creen que el asunto es simple. Dios es Misericordioso. Él puede perdonar a sus siervos si decide; pues nada lo impide. Su promesa es que va a perdonar a los que acuden a Él con arrepentimiento. Si nos arrepentimos sinceramente de nuestros pecados, y hacemos nuestro mejor esfuerzo para reparar el daño que hemos causado a Sus criaturas, Su perdón está asegurado. Sobre este punto, los musulmanes y los cristianos parecen estar de acuerdo. Hasta incluso en la opinión de que Jesús murió por nuestros pecados, los cristianos también insisten en la necesidad del arrepentimiento y un regreso desde los caminos pecaminosos. Por otra parte, a los musulmanes les resulta difícil entender cómo un Dios Justo puede castigar a una persona inocente a fin de liberar a los culpables.
Por último, a pesar de los paralelos en cuanto a Jesús, los musulmanes y los cristianos también están en desacuerdo acerca de él. A los musulmanes les resulta desconcertante pensar en Jesús como Dios y hombre al mismo tiempo porque esto parece combinar dos características contrarias en la misma persona. Si Él era Dios, sólo parecía ser un hombre. Y si Él era realmente un hombre con algunas de las imperfecciones que esto implica, entonces no era el Dios Perfecto en el que los musulmanes y los cristianos creen.
Aún más desconcertante para los musulmanes es la doctrina de que Jesús es la segunda persona de la trinidad. Para los musulmanes, sólo hay un Dios, y Jesús es uno de sus más grandes mensajeros. Los cristianos están de acuerdo que hay un solo Dios. Pero agregan que el Único Dios subsiste en tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para los musulmanes, sin embargo, el Espíritu Santo es el ángel Gabriel; y de las tres personas sólo el Padre, a quien los musulmanes llaman Alá, puede ser verdaderamente Dios. De ahí proviene la simple declaración de la fe musulmana: “No hay más dios (ni nada que merece adoración) excepto Dios”.
El diálogo entre cristianos y musulmanes debe continuar, y esto, esperamos, conducirá a un mayor nivel de comprensión, tolerancia y respeto mutuo. Sólo hemos esbozado aquí algunos de los temas principales que deben ser discutidos como un comienzo para lograr tal apreciación mutua. Estas dos religiones del mundo juntas son seguidas por la mitad de la población mundial. Si sus fieles trabajan juntos pueden combatir muchos de los males que aquejan a nuestro mundo en la actualidad.