Había un estante de madera en la esquina del lado derecho en la habitación de mis padres con una estatua de la Virgen de Guadalupe. Todos los domingos mi padre sustituía las flores por unas frescas en un jarrón que se encontraba enfrente de la estatua; lo recuerdo tan claramente como se ponía de pie frente a aquel mueble, que también tenía muchas otras estatuas, y oraba con mucho fervor. A la edad de 9 años, antes de su muerte, me enseñó muchas oraciones, pretendió enseñarme a realizar una limpieza espiritual contra el mal de ojo.
Poco tiempo después de que mi padre murió empecé a tomar las clases de catecismo. Pasaba casi todas las noches y los domingos en la iglesia; así recibí la comunión como una católica e hice la confirmación, pero nunca me sentí cerca de Dios. La mayor parte de mis años de juventud practique la religión católica impuesta por mi familia, porque no era una opción asistir a clases; en mi casa era una obligación.
A medida que fui creciendo mi madre se fue alejando de la iglesia. Se ocupo demasiado con su trabajo de tiempo completo, y considero que no estábamos practicando en realidad la religión. En el dormitorio de mi madre se encontraba todavía ese estante casero que mi padre construyó para él mismo y permanecían todas las estatuas a las cuales rezaba pero nadie colocaba ya flores en aquel florero o permanecía en frente de aquel mueble para orar.
Ya en mis años de escuela secundaria mi vida había cambiado enormemente; me había convertido en una adolescente muy rebelde. Yo estaba perdida definitivamente. Como muchas adolecentes tuve que experimentar mucho mal durante mi adolescencia. Yo no tenía fe, y en realidad no creía en Dios.
Alhamdulillah (Alabado sea Dios) después del nacimiento de mis hijas, cuando tenía la edad de 27 años, me di cuenta que era hora de hacer un cambio en mi vida en relación a la manera que estaba viviendo. A través del internet, unos amigos me presentaron al Islam. Nunca olvidaré la primera vez que oí el Corán recitado; sentí una conexión con Dios. Sentí algo que no había sentido antes en mi vida. A pesar de que no tenía ni idea de lo que se decía durante la recitación, me enamoré del Corán.
Alhamdulillah, tuve la suerte de estar en contacto con muchos maravillosos hermanos y hermanas que me proporcionaron la información que estaba buscando. No pasó mucho tiempo, cuando decidí convertirme en musulmana y aceptar el Islam. Tomé Shahada (La declaración de la fe) en el 2006, Alhamdulillah.
Hoy día ya sé por qué me enamoré del Corán, ya sé por qué sentía una conexión instantánea con Alá.
Alá, el Poderoso dice: “Hoy os he perfeccionado vuestra religión y he completado Mi gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra religión.” [Corán 5:3]
El Islam es hermoso. Alá nos ha dado el regalo más grande, el regalo de la guía a Su religión, la religión completa y definitiva. Mi vida como mujer musulmana es increíble. Mi vida está llena de tanta paz y alegría. Mi familia, el hogar, y los esfuerzos están siendo continuamente bendecidos y la situación cada día es mejor, Alhamdulillah.
Los musulmanes están unidos en sus corazones; esta unidad es el medio que da la fuerza a la comunidad musulmana. De hecho, es un don divino del cual los musulmanes deben hacer uso.
“Los creyentes y las creyentes son amigos aliados unos de otros, ordenan lo bueno y prohíben lo reprobable, establecen el salat (la oración), entregan el zakat (la caridad) y obedecen a Alá y a Su mensajero. A ésos Alá les hará entrar en Su misericordia; es cierto que Alá es Poderoso, Sabio. “ [Quran 9:71]
El hecho de ser partidarios unos de otros, esto para mí significa mucho. Yo quiero para mis hermanos y hermanas lo que yo quiero para mí misma, y después de contemplar y meditarlo durante meses finalmente me decidí a realizar un esfuerzo que sería de beneficio para todos y todas, especialmente para mis hermanas en el Islam.
En mayo del 2011 lleve a la comunidad, al público en general, la organización Muslimahs Covered With Care (MCWC). Este proyecto fue diseñado para proporcionar hiyabs (velos) y abayas (vestidos) a las mujeres musulmanas. Yo personalmente entiendo la dificultad que conlleva la vestimenta islámica y entiendo el número de razones por las cuales algunas mujeres musulmanas no se cubren.
Actualmente el equipo de MCWC consta de 7 mujeres maravillosas, otras están siempre animadas a unirse a nosotras. Contamos con coordinadores en los EE.UU., Europa, Canadá, Australia y el Reino Unido. ¡Únete a nuestro equipo en la cobertura de Muslimahs (mujeres musulmanas)!