Por Dr. Jamal Badawi

En un nivel muy fundamental encontramos que a lo largo de la historia hay un fenómeno muy extraño en el cual personas de diferentes procedencias, viviendo en distintas partes del mundo durante diferentes épocas, siempre han tenido un fuerte instinto de anhelar y encontrar el Creador. Ellos han sentido que hay un poder, un poder magnífico y misericordioso, que a veces se interpreta de manera errónea, materializando una forma u otra (es decir, a los ídolos). El anhelo básico siempre ha estado ahí. Incluso en lugares donde no hay ninguna historia de un profeta en particular, personas han buscado un Creador. A esto es lo que me refiero cuando menciono una naturaleza innata. El término árabe para describirla es la ‘fitra.’ La fitra literalmente significa: algo que es parte de la creación o creado de conformidad con esta naturaleza innata.

¿Será el intelecto un enemigo de la fe?

Todas las facultades humanas como los sentidos y el intelecto, son partes íntegras del proceso de la búsqueda por la verdad. Ninguna de estas es suficiente por sí misma, pero en conjunto no se contradicen. De hecho, yo diría más positivamente, desde el punto de vista musulmán una de las principales cosas que hacen que el ser humano sea distinto, y una de las bendiciones de Dios que nos hace diferentes que los animales, es el intelecto. De manera que el intelecto es un obsequio o una bendición de Dios. ¿Cómo podríamos interpretar esto como un reto o una antítesis de la fe? Esto realmente no tiene sentido.

A nivel personal o individual, no se tiene que aventurar lejos para darse cuenta que Dios existe. Mírese a sí mismo. No tiene que ser un científico, pero si lo es, entonces usted apreciará más la construcción del cuerpo y cómo se compone de muchas células. Una célula se convierte en una célula para la vista y la otra para el sentido auditivo; realmente es increíble. ¿Cómo funciona el cerebro? ¿El sistema circulatorio? ¿El sistema digestivo? ¿El sistema nervioso? Dicha coordinación y belleza se presenta a través de su funcionamiento. Esto demuestra que estas cosas no existen de manera fortuita, debe haber un diseño deliberado detrás de ellas. Entonces si quiere encontrar a Dios, o mejor dicho, la prueba de Su existencia, solo necesita mirar su interior. El Corán dice:

“Les haremos ver Nuestros signos en los horizontes, y en ellos mismos, hasta que se les evidencie [a través de ellos] la Verdad. ¿Acaso no es suficiente tu Señor como Testigo de todo?” (41:53)

En otro verso incluso dice: ¿Es que no han aprendido a pensar por sí mismos?” (30: 8).

De hecho, si una persona realmente se divorcia de cualquier perjuicio causado por presiones de la sociedad o el culto de la ciencia, tendría un aprecio verdadero por el milagro de los sistemas biológicos. Si se utiliza la ciencia en la forma correcta y se analiza al cuerpo del ser humano por completo, o aunque sea un solo órgano para ver cómo funciona, sería evidente que esto no se pudo haber creado accidentalmente. Algunos científicos dirían que necesitarían un enorme laboratorio para duplicar el sistema digestivo y todavía no funcionaría tan eficientemente como lo hace un órgano creado naturalmente como el estómago. Tenemos ácidos en el estómago que pueden erosionar metal pero no nos hacen daño ni nos causan dolor. ¿Cómo podría ser eso accidental? Si tan solo fuera uno de los aspectos que se desarrolló por casualidad, ¿caería todo lo demás en línea y trabajarían todos los sistemas juntos también por casualidad?

El medioambiente y el orden cósmico

Vamos a seguir encontrando más pruebas. El Corán también implora a la gente a considerar y pensar. Tomemos un asunto que está de moda hoy en día – el equilibrio ecológico, por ejemplo. Muchas personas tomarán esto como evidencia muy clara de que hay un diseño en este universo; la vegetación con relación a la vida de los animales y la vida humana; y las distintas capas atmosféricas que existen. Todo está hecho para sostener la vida humana. Si se fijan en el Corán, encontrarán que esto se menciona en el siguiente verso:

“… Él asignó a todas las cosas su justa medida”. (13:8)

Este es un ejemplo muy importante. El verso dice “su justa medida”, lo que significa que Dios no solamente creó, sino que hay un plan deliberado detrás de todas las cosas que Ha creado.

En otro versículo, a pesar de que la gente se fija en todo el esquema de la creación, Dios pregunta:

¿Han sido creados sin nada [que haya obrado su creación]? –o, ¿acaso se han creado por sí mismos?”

Nadie declararía que se crearon de la nada ni pueden afirmar que ellos mismos son los creadores [de los cielos y la tierra]. Entonces, el verso sigue:

¿[Y] han creado los cielos y la tierra?Nadie afirma eso. Luego dice,

“¡No, sino que no tienen certeza de nada!” (52: 35-36) Así que la ciencia está ahí. Pero todo tiene que ver con la manera que se aplica, si se hace en el lugar correcto y en la forma correcta o no. Esto determina la diferencia.

Por último, no sólo mirándonos a nosotros mismos o al medio ambiente, sino investigando la orden cósmica, nuevamente descubrimos que existe un diseño. Los planetas, el sistema solar, la manera que todo está coordinado, la distancia entre el sol y la tierra, que si se incrementara pudiera quemar todo y si se disminuyera todo se congelaría. Esto es muy deliberado. La sucesión del día y la noche, la circulación o los cambios de las estaciones, etc. Todo esto tiene una relevancia muy importante en las vidas de las personas, para la vegetación y para la sobrevivencia de los animales. Todas estas cosas hermosas que nos asombran en el universo, que miramos con gran admiración, definitivamente demuestran que hay un diseño detrás de ellas y es obvio que cualquier diseño requiere un diseñador o un creador.

Un versículo del Corán llama la atención de los individuos diciendo:

“¿Acaso no reflexionaron en el reino de los cielos y de la Tierra y lo que Alá creó en él, ni tampoco en que el final de sus vidas pudiere estar próximo? ¿Y si no creían en este Mensaje en qué otro iban a creer?” (7:185)

En otro versículo también dice, en el sentido general:

“Verdaderamente, en la creación de los cielos y de la tierra, y en la sucesión de la noche y el día hay, ciertamente, mensajes para todos los dotados de perspicacia, [y] que recuerdan a Dios, de pie, sentados y cuando se acuestan, y meditan [así] sobre la creación de los cielos y de la tierra: “¡Oh Sustentador nuestro! No creaste [nada de] esto sin un significado y un propósito. ¡Infinita es Tu gloria! ¡Presérvanos del castigo del fuego!”  (3: 190-191)

Nuestras propias limitaciones

Al hablar de los sentidos y el intelecto o el conocimiento, creo que todos, hasta una persona que no cree en Dios, admitiría fácilmente que nuestros sentidos son limitados. Nuestras percepciones son limitadas. Nuestra vista, oído, etc. –lo sabemos casi por instinto que los sentidos son limitados. Además, sabemos que nuestras percepciones también podrían ser engañadas o que nos engañan. Por ejemplo, si pones una cuchara en un vaso de agua, parece estar torcida. Un fenómeno muy conocido es cuando personas viajan por un desierto o en lugares calurosos y ven frente a ellos, un lago o un charco de agua –un espejismo– que en realidad no existe. Pero, en ese momento parece una realidad para la persona que lo percibe. De manera que nuestra percepción es muy útil, pero aún tiene faltas.

Por otro lado, la ciencia es útil. La ciencia puede resolver muchas cuestiones y problemas que son puramente científicas—que son puramente técnicas. La ciencia puede decir con certeza cómo utilizar la tecnología, por ejemplo, para comunicar sonidos e imágenes; esto se puede determinar completamente por la ciencia. Sin embargo, hay muchos aspectos en la vida de los seres humanos que van más allá de la ciencia. Hay el aspecto moral, hay los estándares éticos, y hay la aplicación de los principios fundamentales del bien y el mal. Los principios del bien y el mal son instintivos pero aún necesitan algunas modificaciones y limitaciones. Y, sabemos que a lo largo de la historia ha habido personas que han tenido diferencias en cuanto a la manera que definen las normas éticas o morales adecuadas. Para resolver ese problema, tiene que haber una autoridad superior. Dios mismo nos dice y nos proporciona las normas estables de la ética y la moralidad dentro de las cuales se pueden interpretar varios detalles de la vida.

Finalmente, y tal vez en mi opinión esta sea la razón más importante, sabemos que el conocimiento no sólo se limita a la ciencia o a los libros o a la percepción. Sabemos que hay ciertos aspectos del conocimiento, el conocimiento legítimo, que no se prestan a ninguna de estas herramientas. Por ejemplo, el conocimiento de lo oculto. ¿Qué ocurrió en el pasado antes de que la historia fuese grabada? Si se desea obtener alguna información acerca de este tema, ¿cómo se hace? No hay ninguna historia grabada. O por lo menos hay controversia acerca de la historia. La revelación puede darnos una idea, por ejemplo, acerca de las historias de los profetas anteriores y lo que dijeron y cuál fue su mensaje.

Hay cuestiones que, independientemente de cuánto se use la mente, es imposible llegar a una conclusión final. Un ejemplo de ello sería el conocimiento de Dios. No se puede sentir la presencia de Dios. Se puede entender los atributos de Dios, pero no se puede tener un conocimiento completo sin tener un profeta o mensajero que reciba la revelación de Dios y la comunique a nosotros. Así que, en esencia, no veo ninguna contradicción. En realidad, todo se complementa entre sí. Tiene que ser simplemente utilizado en el contexto adecuado.

 

Adaptado, con permiso, de las conferencias de audio transcritas en www.jamalbadawi.org