Saulat Pervez
Es un hecho conocido que los musulmanes europeos de la Edad Media eran mucho más avanzados que sus contrapartes no-musulmanes, gracias a la Edad de Oro de España y Sicilia bajo el dominio musulmán. Sin embargo, mucha gente se olvida de que los astrónomos y navegantes musulmanes tomaron un papel importante en el descubrimiento del Nuevo Mundo – por ejemplo, las herramientas astronómicas y mapas que Colón utilizó fueron perfeccionadas por los musulmanes. De hecho, ¡los musulmanes habían hecho contacto con el Nuevo Mundo antes del descubrimiento de Colón!
En su estudio de los musulmanes en América Latina, Ahsani escribe en la Revista del Instituto de Asuntos de las Minorías (1984), “Navegantes musulmanes de España y África habían desarrollado contactos con México u otras partes de Centro y Sudamérica antes de Colón”. Como prueba, cita, “A lo largo de la costa de Sudamérica, se han encontrado monedas árabes con datación de 800EC.”
Por otra parte, Vasco de Gama consultó con el astrónomo musulmán, Ahmad bin Majid, y un mapa que muestra el hemisferio occidental, descubierto en 1929 y creado por el navegante y cartógrafo Piri Muhyi al-Din Reis (murió en 1554). Sugiere que sólo podía ser hecho a través de la experiencia de primera mano en las Américas. Para cerrar el tema, Ahsani escribe que las misiones de descubrimiento portugués y español “fueron dirigidos por navegantes musulmanes – los moriscos”.
Curiosamente, el primer cristiano que pudo ver las Américas se convirtió al Islam: Por una paradoja rara de la historia, el primer cristiano que pudo ver la tierra americana, Rodrigo de Triana, o Rodrigo de Lepe, en su regreso a España se convirtió al Islam, abandonando su lealtad cristiana “porque ni Colón ni el Rey le dio crédito, ni recompensa ninguna, por haber visto—antes que cualquier otro hombre en la tripulación—luz en las Indias “. [1]
La expedición de Colón en 1492 coincidió con la caída de Granada, el último bastión musulmán en España. Esto trajo malos momentos para los musulmanes españoles y culminó con la Inquisición española. Estos acontecimientos animaron a muchos musulmanes desplazados a ir al Nuevo Mundo con la esperanza de ejercer libremente su religión, una vez más. Tales circunstancias nos recuerdan de las crueldades que algunos de los primeros musulmanes padecieron a manos de los paganos de La Meca; con el fin de escapar la persecución implacable, un pequeño número de musulmanes había buscado refugio en Etiopía cristiana. Su paciencia y perseverancia finalmente dio sus frutos cuando fueron capaces de regresar a la comunidad musulmana de Medina. Del mismo modo, los musulmanes españoles afligidos fueron capaces de encontrar un refugio para sí mismos en las Américas.
De hecho, la libertad de practicar la religión es uno de los sellos distintivos del Islam. El Corán dice, “No cabe coacción en asuntos de fe”. (2: 256) Los imperios musulmanes a través del tiempo – desde los Abasíes de Bagdad a los Omeyas en Córdoba a los Otomanos en Estambul – han concedido a sus ciudadanos el derecho a practicar su religión, ya sea el cristianismo, el judaísmo o el zoroastrismo. Por extensión, los musulmanes también aprecian el derecho a ejercer libremente su propia religión. No es de extrañar que optaron por ser pioneros en una tierra que muy pocos habían visto.
Ahsani escribe, “Los artesanos musulmanes… trajeron su arte al Nuevo Mundo. En los siglos XVI y XVII, llegaron a las colonias sin sus familias y sus descendientes – los mestizos – nacieron de mujeres locales, conservaron su arte en México, Guatemala, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil”.
Algo interesante sobre todo esto viene del hecho de que la reacción de España fue de crear “un recopilatorio de leyes y reglamentos” (Bazan) con el fin de prohibir que los musulmanes habiten el Nuevo Mundo. Sin embargo, la Reina no tuvo éxito en la reducción de este flujo migratorio, tanto así que un número cada vez más mayor de musulmanes y judíos siguió estableciéndose en Latinoamérica con las esperanzas similares de practicar libremente su fe. En el año 1539, España anunció la prohibición de la “transferencia a las Indias Occidentales los hijos o nietos de personas” de ascendencia musulmana o judía. Además, Carlos V “ordenó la expulsión” de los musulmanes que vivían en las Américas en 1543.
Los datos anteriores confirman claramente que los musulmanes jugaron un papel importante en el “descubrimiento” y la morada de las Américas. Sin embargo, la prueba más importante de la existencia islámica en las Américas se presenta en forma de esclavos que fueron transportados desde África. Desafortunadamente, la mayoría de estos esclavos encontraron un destino similar a los musulmanes españoles. Se vieron obligados a convertirse al cristianismo.
Por lo tanto el bautismo se convirtió en una obligación moral de los amos hacia sus esclavos… Como consecuencia de ello, los africanos recién llegados se convirtieron en una gran escala. El jesuita Pedro Claver, quien tenía su ofició en Cartagena, Colombia en la primera mitad del siglo XVII, según informes, bautizó a más de trescientos mil africanos y fue canonizado por este buen trabajo… Las conversiones—aun por lo menos superficiales—fueron logradas a través de fuertes castigos… Los europeos no católicos se les permitió continuar con sus ritos en la intimidad de sus hogares, pero las religiones de los esclavos se hicieron ilegales. Después de la revuelta musulmana de 1835, los amos brasileños tuvieron seis meses para bautizar a sus esclavos y darles un poco de educación religiosa, después de lo cual se exponían a una multa por cada esclavo no-cristiano que poseían. [2]
La gravedad y el impacto de largo plazo de esta situación son evidentes cuando Diouf elabora que, “Con una presencia documentada de quinientos años, el Islam fue, tras el catolicismo, la segunda religión monoteísta introducida a las Américas post-colombina. Precedió el Luteranismo, el Metodismo, la iglesia Bautista, el Calvinismo, la Santería, el Candomble y el Vudú, por nombrar algunos… Sin embargo, ni una comunidad actualmente practica el Islam como transmitida por las generaciones precedentes africanas”.
Al igual que España y Sicilia, América Latina tuvo éxito en la erradicación de los musulmanes de sus tierras. Sin embargo, con el tiempo, renació como resultado de oleadas de inmigrantes musulmanes en el pasado reciente que, al igual que sus predecesores, eligieron llamar a este continente su casa.
[1] Rafael Guevara Bazán, “Algunos Apuntes sobre una historia de las relaciones entre América Latina, los árabes y el Islam.” El mundo musulmán 61 (1971): 284-92.
[2] Sylviane A. Diouf, Siervos de Alá: los musulmanes africanos esclavizados en las Américas. New York: New York UP, 1998.