Por Lamya Hamad
El Islam da mucha importancia en tener fe. Para llegar a ser un musulmán, se debe testificar diciendo: “Yo testifico que no hay más dios (ni nada que merece adoración) excepto el Único Dios, y testifico que Muhammad es el Mensajero de Dios”n Un musulmán debe creer esto sin haber visto a Dios o, inclusive en nuestra época, a Muhammad. La fe, entonces, es un atributo esencial de un musulmán. Además, los musulmanes también reconocen a todos los profetas que Dios ha enviado para guiar a la humanidad. Estos incluyen a Adán, Noé, Abrahán, Ismael, Isaac, Jacob, José, Moisés, Jesús y Muhammad, la paz sea con todos ellos. Los musulmanes también creen en las escrituras reveladas, así como la Torá, la Biblia y el Corán. El Corán, el libro sagrado del Islam, es la última revelación de Dios y ha quedado conservado en su forma exacta y original por más de 1.400 años.
“Ten fe” y “mantenga la fe”, junto con otros refranes, son frases que se usan diariamente. Hacemos referencia a la fe para ayudar a mantenernos confiados y enviar un poco de energía positiva – ya sea por tener fe en un poder superior, tener fe en nosotros mismos o tener fe en los demás.
La fe en el contexto religioso define a la persona. Coloca a la persona en un sistema de creencias que se convierte en un estilo de vida y ofrece su propio sistema único de lógica para explicar los fenómenos de la vida que nos rodea. La fe en Dios permite que los seres humanos sean agradecidos por las bendiciones que disfrutan, y que se mantengan pacientes en los momentos difíciles, porque ellos creen que nada puede suceder sin Su voluntad. La fe en el Ser Divino también impulsa a las personas a estar más en sintonía con sus almas y a mantener una conexión constante a través de la oración, la súplica y la reflexión. Por último, la fe les permite desarrollar una visión más profunda, una que va más allá de la vista de sus ojos y las señales de sus mentes.
En español, la fe significa en términos generales “la confianza”. Así que, cuando se tiene fe, uno tiene confianza en algo o en alguien. En árabe, el término “fe” adquiere nuevos matices de significado. La palabra árabe para la fe, “eman” viene de la raíz “amn”, que significa seguridad. Hamza Yusuf, uno de los populares oradores musulmanes norteamericanos, explica que la fe es, por lo tanto, directamente relacionada con la sensación de seguridad y que la fe es un elemento de anclaje en la experiencia humana. Sin la fe, caemos en un estado de desesperación; la fe les da a los creyentes la esperanza que les hace sentir seguros en este mundo impredecible. En el Islam, la creencia en Dios es el primer paso en la obtención de esta seguridad.
Un derivado de la palabra “amn” es “amana” que significa honestidad y certidumbre. Esta palabra incluye perfectamente la definición de la fe como confianza. Desde el contexto de la religión, implica que la confianza en las palabras de Dios nos llevará hacia la protección y la seguridad. Esto no necesariamente implica que ayudará a mantener a la gente lejos de cualquier daño o pérdida en sus vidas. Más bien, se refiere a la red de seguridad espiritual donde volvemos durante los tiempos de dificultad – el conocimiento de que no estamos solos y que la sabiduría de Dios es mucho más profunda que nuestra comprensión. En el Corán, Dios dice: “Dios está cerca de los que tienen fe; les saca de las tinieblas a la luz…” (2: 257)
Para el escéptico, la fe se ve como una restricción o una confianza ciega que le da a la gente el permiso de no pensar de manera crítica o racionalizar. Para ellos, la fe es más como una solución cómoda que no deja a la gente hacer preguntas incómodas. Sin embargo, los seres humanos son naturalmente inclinados a creer en un poder superior, que los lleva en una búsqueda por el significado más profundo de su existencia. Como tal, el Islam anima a la gente a aprovechar esta inclinación natural para que piensen y traten de comprender, cómo se desprende en las innumerables referencias a “aquellos que reflexionan” y “la gente de entendimiento” en el Corán.
De hecho, la búsqueda y la investigación realmente pueden guiar hacia el concepto de la fe óptima en una deidad superior a través de la racionalización. El primer ejemplo de esto se encuentra en la historia del Profeta Abrahán.
Abrahán fue el máximo investigador, y siendo un escéptico, emprendió una búsqueda para encontrar la verdad. Cuando lo logró, se convirtió en la misión de su vida. Puso en duda el sistema de creencias de su padre y su postración ante los ídolos, “Y, he ahí, que Abrahán habló [así] a su padre Asar: “¿Tomas acaso a los ídolos por dioses? ¡En verdad, veo que tú y tu gente estáis evidentemente extraviados!” (El Corán, 6:74) Entonces, comenzó su investigación; primero miró hacia el cielo en busca de una respuesta, pero él no estaba convencido de tomar los cuerpos celestes como dioses. Lo recuenta el Corán:
Cuando se hizo sobre él la oscuridad de la noche, vio una estrella; [y] exclamó: “¡Este es mi Sustentador!” –pero cuando se ocultó, dijo: “No amo lo que se desvanece.” Luego, cuando vio salir a la luna, dijo: “¡Este es mi Sustentador! –pero cuando se ocultó, dijo: “¡Ciertamente, si mi Sustentador no me guía, seré sin duda de los que se extravían!” Luego, cuando vio salir al sol, dijo: “¡Este es mi Sustentador! ¡Este es el más grande [de todos]!” –pero cuando este también se ocultó, exclamó: “¡Pueblo mío! ¡Ciertamente, estoy lejos de atribuir, como vosotros, divinidad a algo junto con Dios!” (El Corán, 6:76-78).
La fe y la vida del más allá
La fe nos ayuda a conceptualizar el significado de nuestra existencia en la tierra. Los seres humanos se equivocan, y no importa lo inteligentes que seamos, a veces juzgamos mal, cometemos errores y tenemos malentendidos. Sólo podemos ver a través de los lentes de nuestra propia personalidad y experiencias, y no necesariamente vemos la realidad. Vemos nuestras propias realidades, y finalmente eso hace que sea más difícil distinguir la verdad de lo falso. Los seres humanos son inteligentes – podemos racionalizar y seguir el método científico – pero tenemos límites en lo que nuestra mente puede alcanzar, o lo que la mente puede comprender. Estas limitaciones hacen que sea necesario tener un marco que nos guíe en nuestro camino aquí y es precisamente por eso que es tan importante tener fe. El Islam insta a este equilibrio entre las preguntas y acepta que la comprensión completa está más allá de la capacidad limitada de la mente humana.
Por otra parte, el pensar que no hay nada más allá de este mundo y sus realidades duras es demasiado sombrío. Para todas aquellas personas que han tenido circunstancias trágicas plagando su existencia, o que están viviendo bien pero de manera irresponsable, la ausencia de una vida futura sería injusta. Eliminaría la idea de que seremos recompensados cuando hacemos actos buenos, o ser castigados cuando hacemos el mal. Esto significaría que lo que se pierde en esta vida, se ha perdido para siempre.
La fe en Dios y en una vida futura, por lo contrario, nos da esperanza, energía y dirección positiva. También interiorizan un marco moral; la conciencia de que Dios nos está vigilando, incluso cuando no hay nadie más, y nos hace responsables por nuestros actos, permite mantener un estilo de vida ético y justo a pesar de todos los pronósticos.
El Profeta Muhammad, que la paz sea con él, dijo una vez: “La fe es afirmar su fe en Dios, Sus ángeles, Sus Libros, Sus Mensajeros y en el Último Día, y creer en el Decreto Divino sea bueno o malo”. Acertadamente, éstos se llaman los “seis artículos de la fe”. Cada uno nos pide creer en algo que nunca hemos visto o experimentado antes – la esencia de la fe misma. El Corán también se refiere a aquellas personas que desean ver algo visible o tangible para creer. “Y dicen también: ‘¿Por qué no se le ha hecho descender un ángel [visible]?’ Cuando si hubiéramos hecho descender un ángel, todo habría estado ya decidido, y no se les daría una prórroga [para arrepentirse].” (El Corán, 6:8) Por lo tanto, el punto de tener fe es creer en algo no visto.
Muchas cosas en la vida requieren un salto de fe, una decisión que se toma con el fin de ampliar su experiencia o su activo sin saber el impacto resultante con certeza. El tener fe en lo oculto y lo desconocido espiritualmente es definitivamente más difícil; después de todo, el resultado se dará a conocer sólo después de que dejamos de existir en esta vida. La fe nos obliga a construir un puente conceptual de nuestra existencia material a un lugar desconocido y viajarlo con valentía. Tal vez por eso se espera que los resultados sean mucho más satisfactorios. Dios ha prometido a los fieles muchas bondades.
“Para los que temen a su Sustentador aun estando Él fuera del alcance de su percepción, habrá perdón y una gran recompensa”. (El Corán, 67:12)