Después de haber descubierto las Américas en el siglo XV, los españoles comenzaron a traer esclavos desde el norte y el oeste de África a estos continentes. Los esclavos introdujeron el Islam a América Latina, permaneciendo en países como Brasil, Venezuela, Colombia y algunas de las islas del Caribe. En muchos casos, estos esclavos musulmanes se vieron obligados a abandonar sus creencias religiosas o ser ejecutados. Así fue que, con el paso del tiempo, el Islam comenzó a desaparecer en los países latinoamericanos.
A fines del siglo XIX, tras la liberación de los esclavos y el regreso de muchos de ellos a estas tierras, junto con la inmigración procedente de la India y Pakistán, nuevas concentraciones de musulmanes aparecieron. Según algunos documentos, entre los años 1850 y 1860 sucedió una inmigración masiva de musulmanes árabes a tierras americanas. La mayoría vinieron de Siria y Líbano, y llegaron a países como Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia. Algunos de ellos también llegaron a Paraguay, junto con inmigrantes de Palestina, Bangladesh y Pakistán. Esta inmigración fue muy intensa, y comenzó a disminuir en la década de 1950 en estos países y en la década de 1970 en Colombia, con las corrientes futuras tomando residencia en Brasil y Venezuela.
Estas comunidades, al igual que en los EE.UU., se integraron a las actividades nacionales, destacándose por ser muy trabajadores, por respetar y amar a los países que los albergaban. Muchos de ellos se agruparon para crear sociedades islámicas, centros, mezquitas, etc. con el fin de rendir culto libremente. Hoy en día, en todos los países de América Latina, hay concentraciones de musulmanes, inmigrantes y nativos que adoptaron el Islam como su nueva fe. Según las estadísticas, el número de musulmanes en América Latina es más de cuatro millones, con 700.000 en Argentina y más de 1,5 millones en Brasil. Los inmigrantes representan un 50% de los musulmanes en las comunidades islámicas en América Latina, el resto son nuevos musulmanes de diferentes nacionalidades, como los mexicanos, españoles, italianos, colombianos, argentinos, etc.
Al igual que en cualquier otro país donde los musulmanes son una minoría, los musulmanes de América Latina también se enfrentan a algunas dificultades. Estas incluyen la falta de conocimiento entre la mayor población de la cultura y la religión islámica, la falta de la enseñanza formal de la lengua árabe, la falta de recursos económicos y la falta de literatura islámica en español. Muchos musulmanes se han asimilado tanto en las culturas de sus países que no son conscientes de los ritos básicos del Islam como el matrimonio, el funeral, el entierro, etc. Sin embargo, varios grupos han mantenido su identidad y han hecho todo lo posible para volver a sus orígenes religiosos. Han laborado intensamente para cambiar su situación.
Hoy en día, muchos miembros de la comunidad musulmana latina participan en congresos islámicos por todo el mundo. Jóvenes musulmanes latinos estudian en las universidades de los países árabes, y muchos otros mantienen su religión y tradiciones islámicas y desean aumentar su conocimiento de la misma. El número de personas que abrazan el Islam también está creciendo día a día. Debido a esta situación, los representantes musulmanes de 19 países de América Latina y el Caribe se reunieron en el año 1997 en Buenos Aires, y lograron formar la “Asociación Islámica para América Latina.”
Como resultado, muchas obras se han realizado, como la publicación de muchos libros islámicos y páginas en la red, la distribución masiva de material sobre el Islam en español, el reconocimiento por parte de autoridades del gobierno (por ejemplo, en Argentina) de los días sagrados de la comunidad islámica, incluyendo el año islámico nuevo, y la representación musulmana entre los miembros de la comunidad de sus respectivos países como gobernadores, senadores, representantes y otros cargos de importancia.
Al mismo tiempo, hay muchas metas que todavía se necesitan alcanzar. Los musulmanes deben cooperar en la construcción de mezquitas en los lugares donde las comunidades islámicas carecen de ellas; deben cooperar en la creación de un fondo para la ayuda humanitaria para las personas mayores de edad, los pobres y los enfermos; deben unificar la actitud de todos los musulmanes en temas como el del matrimonio, los funerales, entierros, etc., y deben animar a las mezquitas a tener diversas actividades, de modo de que puedan cumplir con sus verdaderas funciones y no sólo como un lugar para orar y celebrar eventos.
Por último, los musulmanes en América Latina deben seguir siendo buenos vecinos para mostrarles a los demás la belleza del Islam y mantener su compromiso de ser ciudadanos productivos en sus respectivos países.
Adaptado de un discurso presentado por Muhammad Yusuf Hallar en una conferencia reciente de la Organización Islámica para América Latina.
Muhammad Yusuf Hallar es el Secretario General de la Organización Islámica para América Latina, Director de la Oficina del Centro de Cultura Islámica—Argentina, miembro del Consejo Islámico Constituyente de la Liga Musulmana Mundial (en La Meca), y miembro del Comité de Expertos sobre los Derechos de Minorías—Conferencia Islámica (OIC). En 2009, fue nombrado uno de los 500 musulmanes más influyentes del mundo por un informe publicado por el Centro de Entendimiento Musulmán-Cristiano de Alwaleed Bin Talal en la Universidad de Georgetown.