Por Nailah Dean

 

El mes de Ramadán del año 2020 fue como ningún otro. Fue la primera vez que muchos de nosotros, los musulmanes, sentimos realmente lo que significaba estar solos. Durante una época en la que típicamente los musulmanes se congregan más y rompen su ayuno junto a familiares o amigos, nos vimos obligados a mantenernos separados mientras el Covid-19 se extendía como la pólvora por todo el mundo.

Aunque el año pasado lo pasé parcialmente en desesperación total mientras recordaba las noches en la mezquita cuando me paraba hipnotizada por la recitación coránica durante las oraciones nocturnas del tarawih, rápidamente me encontré experimentando nuevas rutinas y disfrutando de nuevas tradiciones. Este año, dado que las restricciones del Covid-19 siguen en gran medida, me he basado en las lecciones del mes de Ramadán previo para aprovechar al máximo este del 2021.

Las siguientes son algunas prácticas que he incluido en mi rutina de Ramadán que quizás puedan implementar en estos días de contemplación y adoración:

 

Encuentre una serie de conferencias diarias o semanales y sígala hasta el fin del mes

 

Un aspecto positivo de la pandemia fue la gran cantidad de contenido islámico que se produjo en línea. Anteriormente, los medios más populares que consumían los musulmanes durante el mes de Ramadán eran los programas de televisión en árabe y turco lanzados como especiales de Ramadán en el extranjero. La pandemia cambió ese paradigma. Ahora, casi todas las principales instituciones islámicas en los EE. UU. (Por ejemplo, el Instituto Yaqeen, el Instituto Qalam, Celebrate Mercy, etc.) presentan conferencias diarias o series semanales destinadas a cultivar el enfoque espiritual que necesitamos para fortalecer nuestros lazos con Dios y entre nosotros mismos. Estas lecciones breves impartidas por eruditos religiosos realmente ayudan a las personas a sentirse más conectadas, ya que miles de personas alrededor del mundo sintonizan para conmemorar lo que perciben como el mejor mes del año.

Este año, regresa la serie Quran 30 for 30 del Instituto Yaqeen, así como la programación de Celebrate Mercy, que incluye adhkar, o recuerdos de Dios, diarios y conferencias nocturnas impartidas por prestigiosos eruditos e imanes. Ver estas conferencias de manera rutinaria realmente me ha ayudado a tener una ola constante de aprendizaje y reflexión.

 

Pruebe nuevas recetas (¡especialmente de postres!)

 

Una de mis actividades preferidas durante el mes de Ramadán es probar nuevos alimentos. Estando encerrada el año pasado, extrañé la experiencia de probar alimentos de distintos países que suele presentarse cuando visitamos amigos o frecuentamos las mezquitas para romper el ayuno. Las comidas compartidas en la mezquita o los iftar de catering significaban exponer mi paladar a una variedad de platos. Sin embargo, el aislamiento forzado me obligó a explorar nuevas recetas. Este año, una vez más estoy motivada para poner más a prueba mis habilidades culinarias cocinando musakhan palestino, harira marroquí y pasteles al estilo libanés para el postre.

 

Utilice la soledad para aumentar la súplica

 

En lugar de lamentarme por el tiempo perdido con mis seres queridos y la comunidad, el año pasado traté de recordar que con Alá nunca estoy realmente sola. El tiempo extra que pude haber pasado en grandes reuniones con la gente, pude reasignarlo a más conversaciones individuales con Dios. El acto de dua, la súplica, es uno de los aspectos más preciados de la adoración. Los musulmanes creen que no necesitamos una intercesión o intermediario entre nosotros y Dios. Nuestra conversación fluida con Dios durante el mes de Ramadán tiene la capacidad de cambiar el curso de nuestras vidas. Dios nos enseña que Él siempre está cerca en el versículo 16 de la Sura Qaf: “Y He creado al hombre y sabemos lo que su alma le susurra, y estamos más cerca de él que su vena yugular”. Este año, uso mi tiempo en soledad para acercarme más a Alá con mi súplica sabiendo que nunca estoy realmente sola porque Él siempre está cerca.